Memoria histórica
Apuntaba el Delegado de Cultura del Ayuntamiento, Antonio Rodríguez Galindo,durante la inaguración en el Real Alcázar del ciclo de conferencias sobre Sevilla en la Segunda República, la necesidad de dar a conocer nuestras propias señas de identidad a través del análisis de un tiempo histórico que marcó el desarrollo económico y social de nuestra ciudad en el período que va desde 1931 a 1936, aunque yo destacaría de sus palabras introductorias la existencia de una plataforma social que tiene como principal objetivo homenajear a todas aquellas personas que lucharon para que pudiéramos gozar de la libertad que hoy en día tenemos, erigiendo un monumento a la libertad. En este marco incomparable que es el Real Alcázar se ha tomado la decisión de recuperar la memoria histórica de Sevilla a través de una exposición fotográfica y de la disertación de expertos sobre la materia, tarea que todos debemos alabar, y más en estos tiempos en el que el gobierno de la nación ha cometido el lamentable error de no querer rendir un homenaje a los caídos en la Guerra Civil, lo cual supone negar un período histórico al que todos, de algun modo,estamos estrechamente vinculado por lazos familiares. Todos somos protagonistas de un tiempo histórico, y echar la vista atrás no constituye un acto de rencor o revanchismo, no podemos romper con nuestras señas de identidad, ¿qué sería de la cultura sin historia? ¿acaso hay aspectos de la sociedad y política actual que nos haga ser diferentes a los que vivieron la Segunda República? Creo honestamente que no,y si no tomen ejemplo del paro y el clientelismo político, ¿ha sido capaz la Constitución de 1978 y la democracia de salvaguardar el derecho al trabajo y de liberarnos de la corrupción política?
Un análisis pomenorizado de la historia de Sevilla se debe hacer con la seriedad y el rigor científico requerido,aquí no caben las crónicas de sociedad y simplezas a la que muchos historiadores se han rendido respecto al período que se está abordando. Nuestro pasado es nuestro presente y marcará nuestro futuro. Por todo ello, no renunciemos a los valores culturales que en sí encierra la historia de Sevilla,por muy sujeto que ella pueda estar a cuestiones políticas.
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