_
_
_
_
Tribuna:DEBATES DE SALUD PÚBLICA
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Armonización del precio del tabaco y la epidemia del cáncer de pulmón

El cáncer de pulmón constituye hoy en día, tanto en el mundo como en Europa, la principal causa de fallecimiento por cáncer en los varones. En el caso de las mujeres, desde hace más de 10 años, se ha convertido en la principal causa de fallecimiento por cáncer en Estados Unidos, y, en Europa, está a punto de serlo también.

Cada año, los cánceres de pulmón afectan a más de 300.000 hombres y a más de 70.000 mujeres en Europa. En la comunidad europea, 200.000 personas fallecerán este año como consecuencia de un cáncer de pulmón. Ya se conocen y reconocen los daños que causa el tabaco y ya no es necesario demostrar su responsabilidad en la aparición de los cánceres de pulmón.

En la década de 1970, Estados Unidos, el Reino Unido y varios países del norte de Europa implementaron ya una política de lucha contra el tabaquismo basada en la prohibición de fumar en un número creciente de lugares públicos y en un considerable incremento del precio del tabaco. Al cabo de 10 años se observó una clara merma de la epidemia y una reducción progresiva de los cánceres pulmonares. Por desgracia, muchos otros países europeos no calibraron a tiempo el alcance de esta lacra ni su cortejo, hoy ineludible, de muertes prematuras, sufrimientos inútiles y dolores inconsolables.

Incrementar el precio del tabaco es la mejor manera de hacer más eficaz la lucha contra el tabaquismo y disuadir a los jóvenes
Vale la pena repetirlo: uno de cada dos fumadores morirá a causa del tabaco y uno de cada seis lo hará de cáncer de pulmón
Más información
Entra en vigor en Francia una subida media del 9% de los cigarrillos

Pero eso no es todo. No hay que olvidar que el coste económico de todos esos años de vida activa que la epidemia del tabaquismo y de los cánceres relacionados cosecha cada año en las fuerzas vivas de nuestras naciones es mucho más importante que todos los ingresos, directos e indirectos, del tabaco.

Una vez más, cuando se sabe que uno de cada dos jóvenes de entre 18 y 20 años fuma en Francia, y que, desgraciadamente, la mitad de ellos ya están condenados a muerte sin saberlo, hay que desconfiar de privilegiar demasiado una lógica inmediata de ingresos financieros y de paz social con un riesgo sanitario que, como sucede a menudo, incluso en Europa, acaba por estrellarse con efecto boomerang en la cara de los que hicieron esas malas elecciones.

En los últimos 20 años, el cuidado y tratamiento de los cánceres de pulmón ha progresado indiscutiblemente. Con la cirugía se ha podido operar y curar a más pacientes y con la radioterapia se ha podido aliviar a los enfermos y controlar su tumor. También la quimioterapia ha mejorado y alargado la vida de los pacientes. Sin embargo, los progresos de estas técnicas terapéuticas sólo permiten mejorar modestamente el cuidado de los pacientes de cáncer pulmonar. Hoy por hoy, el medio más eficaz para luchar contra estos cánceres sigue siendo prevenir el tabaquismo.

En efecto, tan sólo el 15% de los pacientes de cáncer pulmonar, en cualquier estado de la enfermedad, lograrán sobrevivir al cabo de cinco años de haberse producido el diagnóstico, y más del 90% de esos pacientes morirán a causa de su tumor o de sus consecuencias.

Por otro lado, el tabaco es responsable o favorece muchos otros tipos de cáncer y afecciones cardiovasculares y respiratorias, a menudo también mortales.

Vale la pena repetirlo: uno de cada dos fumadores morirá a causa del tabaco y uno de cada seis, de cáncer de pulmón. A pesar de ser extremadamente alarmantes, estas cifras no bastan para desanimar a los fumadores como tampoco, hasta la fecha, a la mayoría de los gobiernos.

¿Qué se puede hacer entonces?

En los últimos años, el cáncer de pulmón en los hombres se ha reducido ligeramente en Europa como consecuencia de las campañas de información en los lugares de trabajo. Sin embargo, estas campañas no han influido, o muy poco, en las mujeres y los jóvenes y alarma ver ahora que el consumo de cigarrillos pasa de los hombres a las mujeres y los adolescentes.

El tabaco alcanza a cada vez más mujeres, y cada vez más jóvenes: en Francia, el número de cánceres de pulmón en mujeres de entre 35 y 45 años se ha multiplicado por cuatro en menos de 15 años. Los cánceres de pulmón afectan a jóvenes madres de familia en la edad en la que su disponibilidad es esencial para la educación y el amor de sus hijos.

Cada vez son más los jóvenes que fuman, y cada vez empiezan a más temprana edad. Sabemos que las campañas de información sobre los daños que causa el tabaco tienen un efecto muy limitado en su comportamiento. Los jóvenes son especialmente vulnerables a las campañas, a menudo insidiosas, de incitación al hábito de fumar orquestadas por la industria del tabaco.

Por el contrario, el miedo a la enfermedad y a la muerte tienen muy poco efecto en esos adolescentes comparado con el brutal impacto que supone ver a todos esos famosos que, sin aparentarlo (aunque a menudo están pagados por la industria del tabaco), garantizan una promoción hipócrita del tabaquismo.

Está demostrado que fumar joven, antes de los 16 años, genera una dependencia rápidamente instalada y mucho más difícil de dominar. Fumar en la adolescencia incrementa de forma exponencial el riesgo de desarrollar un cáncer de pulmón.

Por último, aunque hasta la década de 1980 el inicio del consumo regular de tabaco aparecía en el periodo del servicio militar, hoy por hoy, cada vez se ven en las consultas de oncología más hombres jóvenes que empezaron a fumar mucho en su adolescencia.

La mejor forma de combatir el tabaquismo en los jóvenes consiste en incrementar drásticamente el precio de los cigarrillos y demás formas de tabaco, asociada, por supuesto, con campañas de información pertinentes y persuasivas.

A la comunidad médica le pasma la prudencia y reserva de los poderes públicos en materia de precio del tabaco. Incrementar el precio del tabaco es la mejor manera de dar a la lucha contra el tabaquismo la mayor eficacia. Es la mejor manera de disuadir a los jóvenes.

Uniformizar los impuestos del tabaco en Europa constituiría un fuerte signo político de la voluntad común de mejorar la calidad de vida de nuestras poblaciones y de tener en cuenta el futuro y la salud de nuestros hijos.

Francia acaba de presentar a la Comisión Europea un memorándum a este respecto.

Nosotros, cancerólogos de toda Europa, plenamente conscientes de la epidemia que se está gestando, instamos solemnemente a todos los gobiernos de Europa a respaldar esta propuesta con determinación y sin más hipocresía culpable.

Armonizando el precio del tabaco en el espacio europeo, haciendo disuasivo su acceso aumentando los impuestos y luchando así con más eficacia contra los tráficos transfronterizos, Europa tiene una oportunidad histórica de devolver sentido a sus misiones para que, un día, esta enfermedad tan terrible y, sin embargo, tan fácil de evitar, deje de segar las vidas de nuestros hijos.

Firman conjuntamente este artículo los cardiólogos Thierry Le Chevalier (Francia), Anna Gregor (Escocia), Peter Postmus (Holanda), Peter Harper (Reino Unido), Nicolas Thatcher (Reino Unido), Desmond Carney (Irlanda), Christian Manegold (Alemania), Jean Klastersky (Bélgica), Johan Vansteenkiste (Bélgica), Heine Hansen (Dinamarca), Robert Pirker (Austria), Rolph Stahel (Suiza), Ugo Pastorino (Italia), Giorgio Scagliotti (Italia), Rafael Rosell (España) y David Khayat (Francia).

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_