En la Amazonía boliviana
A mediados del siglo XIX se realizan las primeras descripciones de los araonas por parte de exploradores como Heath y Labre. Sin embargo, fue el alavés Nicolás de Armentia quien se interesó por encontrar a los grupos diseminados en las selvas amazónicas y asentarlos.
Nicolás de Armentia Ugarte nació en Bernedo en diciembre de 1845, ingresando en la orden seráfica en 1860. Cuatro años después fue enviado a la capital de Bolivia, La Paz, donde completó sus estudios. Dio a la imprenta diversas obras en las que recoge sus impresiones de la exploración del río Madre de Dios (1884), en la confluencia de Perú, Bolivia y Brasil, y de la Provincia de los Mojos. Le ha sido atribuida una Relación Histórica de las Misiones Franciscanas de Apolobamba por otro nombre frontera de Caupolicán y el estudio Los indios Mosetenes y su lengua. Con Bravo, Saavedra y los miembros de la Sociedad Geográfica de La Paz, defendió los derechos bolivianos sobre regiones que pretendía Perú.
No son los jaguares o las serpientes los que causan problemas en la selva, sino los insectos
En 1881 el alavés emprendió un viaje desde la capital boliviana rumbo a Tumupasa, Ixiamas y San Buenaventura, en la nación de los araonas y pacaguaras. Pasa a Cabinas, llega a la desembocadura del Madidi, lo remonta, sigue las huellas de los padres Ciuret y Codinach. Se topa con el explorador Antenor Vásquez y encuentra a Juan Limpias, y juntos alcanzan el río Beni, donde se les aparecen indígenas "desnudos como su madre los pariera". Recopila vocabularios. Estudia fauna, flora, costumbres..., y celebra misas.
Entra más tarde en contacto con los araona, de los que cuenta que había entre ellos un número considerable de hombres "sin barba absolutamente, con la nariz chata, aplastada y con los labios bastante abultados y color oscuro; pero los hay barbones, con barba llena; muchos con bigotes y pera abundantes, cara larga, nariz puntiaguda, labios delgados y tez bastante blanca; andan siempre desnudos y expuestos a la intemperie, y aun así se hallan muchos, aun entre los mismos adultos, blancos; se halla alguno que otro calvo, fenómeno tan raro entre los indios".
Con Vásquez explora el Ivon, de aguas cristalinas, a diferencia del Cayuvabas, y toma apuntes sobre el Beni. También rectifica algunos asertos de Heath, quien había escrito que "en el Beni y el Madre de Dios hay gomales para ocupar más de cien mil trabajadores". Describe las barracas y el trabajo del caucho. Observa animales y plantas, así como "pescados microscópicos que forman sus casas en los árboles". "Hallánse muchos caimanes sin dedos, porque se los comen las palometas".
El gobierno boliviano alentó las expediciones de Armentia. En 1884 fue comisionado para que reanudase su viaje de exploración, levantando los planos del Madre de Dios, Tarramasu y otros ríos, Lo emprendió en mayo, reconociendo el terreno, encontrando tribus de indios aranoas, pacagueras y cavineños. Los naturales, que desde los años de la conquista habían sufrido el caprichoso comportamiento de los intrusos, eran a menudo hostiles. Asimismo hubo enfermedades que superar. Armentia relata cómo convalecía en Ivon mientras veía morir gente. Los indígenas eran vulnerables a las enfermedades del hombre extraño, lo que hizo que aldeas enteras fueran diezmadas.
No son los jaguares o las serpientes los que causan problemas en la selva, sino los insectos. En un apartado de su diario, Armentia anota: "Parece como si no tuviéramos tiempo más que para quitarnos niguas ".
La Sociedad Geográfica
En el mes de febrero de 1885, en medio de su jornada exploradora hubo una inundación, tan temible en aquellas regiones, que Nicolás Armentia tuvo que bajar por el río Madera hasta el Atlántico, para no morir de inanición. Regresó a La Paz a finales de julio del año siguiente habiendo cumplido el encargo que recibiera del gobierno. Después de los veinte años transcurridos entre los indios bolivianos, Armentia volvió a la capital. Desde el año 1888, este misionero y explorador comenzó a desempeñar importantes cargos en el colegio de su orden.
El libro Límites de Bolivia con Perú... es el resultado de su trabajo en favor del establecimiento de la frontera, a causa de las disputas de ambas repúblicas, en el que realiza la exacta localización de los ríos y aldeas. Sus viajes le condujeron al puesto de vicepresidente de la Sociedad Geográfica de La Paz (1897-99). De hecho, fue fundador de la entidad y publicó su primer boletín. Armentia llegó a ser nombrado obispo de La Paz (1902), donde falleció en noviembre de 1909.
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