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LA CAPTURA DE SADAM | El escondite

Sadam vivía en una chabola

Restos de comida, libros y ropa rodeaban al ex dictador en su última vivienda 'en libertad'

Debe ser muy duro para alguien habituado al lujo más estrafalario recluirse en una casa más que modestísima, una especie de chabola de sólo una habitación, rodeada por un muro de adobe. Hojas de palmeras cuelgan sobre la entrada de la pequeña vivienda, en cuyas húmedas paredes quedan marcados los nudillos con sólo golpearla levemente. Tiene que ser difícil pasar de residir en palacios -cuyas dimensiones son difíciles de calcular a simple vista por su inmensidad- a vivir en una habitación de unos 15 metros cuadrados sólo iluminada por una triste bombilla azul. Debe ser desesperante para un dictador acostumbrado a derrochar oro en griferías tener que acostumbrarse a algo peor que un simple retrete y un caño de agua para ducharse.

En las últimas semanas, las patrullas circulaban con mucha frecuencia por la granja
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Sadam Husein, el tirano iraquí capturado el sábado, ha pasado buena parte de los ocho meses transcurridos después de la caída de Bagdad en un lugar así. Y es sin duda insoportable dejar transcurrir las horas en el agujero en el que se enclaustraba cuando las patrullas norteamericanas merodeaban por los alrededores de la granja, en Al Duri, a unos 20 kilómetros de los palacios de Tikrit, su ciudad natal junto a la orilla del río Tigris. En el zulo en el que fue encontrado, no podía Sadam Husein tumbarse con las piernas extendidas. Y, sin duda, tenía que incorporarse con cuidado para no lastimarse con las traviesas de madera colocadas en el techo arenoso, y también húmedo. A dos metros de profundidad, el agujero, con una abertura no mayor que la tapa de una alcantarilla, tiene una superficie aproximada de metro y medio por uno de ancho. Su altura supera ligeramente los 100 centímetros.

Las panochas de dátiles y una ristra de morcillas cuelgan justo encima de la tapa de piedra que ocultaba la abertura del escondrijo. Estaba enterrado en vida cuando conoció el rostro del militar que le detuvo. "Soy Sadam Husein, el presidente de Irak. Quiero negociar", dijo el dictador, según un soldado de la 4ª División de Infantería que habló para la prensa.

Nada más pasar las hojas de palmeras, a la izquierda, hay una plancha metálica sobre la cual se amontonan varias cacerolas y una palangana, entre otros utensilios desparramados. También en total desorden estaban los objetos que Sadam tenía en su habitación con dos pequeñas ventanas, en la que dos viejas camas soportan colchones también húmedos. Una bolsa con calzoncillos nuevos, un par de zapatos, también casi sin estrenar, sandalias y más ropa están tiradas en el suelo: algunas chilabas, camisas, pantalones... No escaseaban los matacucarachas y los repelentes de insectos. Según algunas fuentes, sus colaboradores le traían estas cosas en varias barcas a través del cercano río Tigris.

La bombilla sobre la cal reblandecida de las paredes está junto a un pequeño espejo enfrente de una percha. Nada más entrar en la habitación, una pequeña nevera contiene latas de comida, pedazos de mango, miel, tabletas de chocolate, algunas de marcas estadounidenses, salchichas. El huerto de naranjos que rodea toda la infravivienda debía proporcionarle su ración de cítricos. Y en medio de la habitación, un arcón que contenía las lecturas preferidas del dictador. Además de los Prolegómenos de Ibn Jaldún, erudito árabe comparado por algunos autores con Maquiavelo, merece mención aparte, por lo paradójico, una obra de Fiodor Dovstoyevski: Crimen y castigo. Asimismo, leía compilaciones de otros poetas árabes.

Pegada a la pared de la habitación, la cocina, que tiene un techo metálico muy frágil, presenta un aspecto desastroso, muy sucio. Y no tiene puerta con que cerrarla. Las condiciones higiénicas eran cualquier cosa menos apropiadas. Abundaban restos de alimentos tirados por el suelo.

Las operaciones que condujeron a la detención de Sadam fueron ejecutadas por agentes de la CIA y unidades de operaciones especiales, además de 600 uniformados de la 4ª División de Infantería. Tanques y helicópteros artillados Apache apoyaron la operación final. Según aseguró a la prensa el coronel Odierno, que dirigió la captura, las pistas finales se obtuvieron después de la detención en Bagdad de un hombre que, tras ser interrogado, facilitó la localización del escondite. Según Odierno, este hombre pertenece al clan de los Tikriti.

Un agricultor de Al Duri que observaba a pocos centenares de metros el lugar donde fue hallado Sadam asegura que el dueño de la granja no fue detenido "porque es un hombre mayor y enfermo", pero que sí lo fueron "sus tres hijos". En las últimas semanas, las patrullas circulaban por los alrededores de la granja con mucha frecuencia, afirmó esta persona, lo que hace suponer que el hombre que gobernó Irak entre julio de 1979 y abril de 2003 pasó muchas horas en ese infierno bajo tierra.

El agricultor relata que dos tremendas explosiones se escucharon alrededor de las ocho de la tarde del sábado y que después se vio mucho humo. Inmediatamente, unas bengalas iluminaron a los soldados de la 4ª División de Infantería que terminaron con la aventura de Sadam Husein. El agricultor proclamaba ayer a berridos: "Cualquier hombre iraquí debería estar contra los americanos y contra la captura de Sadam". El hombre, de avanzada edad, argumenta: "Es el único que se ha atrevido a bombardear Israel". Es la región de Tikrit la cuna de Saladino, el soldado kurdo que derrotó a los cruzados y que conquistó Jerusalén.

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