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Reportaje:

Por amor a una dama

Manolo Valdés establece su estudio de escultura en la capital y ultima ilusionado su obra para el Parque Lineal del Manzanares

Rosa Rivas

La Dama del Manzanares retiene inusualmente a Manolo Valdés en Madrid. Las visitas fugaces que el famoso escultor (Valencia, 1942), afincado en Nueva York desde hace casi 15 años, ha hecho en los últimos tiempos a la capital van a convertirse en estancias. "Voy a establecer mi estudio de escultura aquí", anuncia el artista, quien mantendrá en Manhattan su cuartel general de pintura. Valdés cruzará el Atlántico para visitar a sus amigos, a sus galeristas, a sus paisajes y a sus fetiches urbanos. Aquí le ata el amor a su hija mimada, a la obra que ultima en el llamado Parque Lineal del Manzanares.

En una loma, mirando entre complacida y expectante "a un horizonte extraordinario de Madrid", se encuentra desde hace pocos días una gran cabeza de bronce y acero, con una altura de 13 metros. Su gestación fue deseada por el anterior equipo de gobierno del Ayuntamiento de Madrid, pero los nuevos inquilinos municipales asistirán al nacimiento. Ya se barajan nombres, y el que más circula es Ariadna IV, pero ésta es la denominación de otra escultura de Valdés, que guarda semejanza en los rasgos, aunque no en el tamaño: es una cabeza en bronce y plomo de 60 centímetros perteneciente a una serie de recreaciones mitológicas, (Ariadna, Irene, Amelie, Regina) expuestas a principios de año en la galería Marlborough de Madrid. La presunta nueva Ariadna -inspirada en una pequeña terracota-, "oficialmente no está bautizada", dice Valdés, aunque confiesa sus preferencias de padre: "Dama del Manzanares".

Sensibilidades distintas

El encargo de una obra pública (tiene otras peticiones en Bilbao, Valencia y Murcia) no da vértigo ni supone una limitación a la creatividad, pero sí le inocula a las manos y a la mente del escultor cierta inquietud: "¿Les gustará a los ciudadanos? ¿Los madrileños harán suya la obra?", se pregunta el artista, quien no ha olvidado el compromiso social fraguado con Rafael Solbes en el Equipo Crónica: "Necesitamos que haya por la ciudad obras de artistas diferentes, nos conviene a todos percibir sensibilidades distintas".

Hoy, el creador de la Dama del Manzanares volverá a verla. Junto al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, hará "una visita de obra". "Todavía faltan detalles, no está lista para la inauguración", explica puntilloso el escultor, aunque se muere de ganas por ver completados sus planes con la alocada cabellera de la pieza. En una fundición de Arganda se materializan los diseños de Valdés, quien convierte amasijos de hierros o tuberías en finos cabellos que parecen despeinados por el viento. En su interior, la Dama esconde una escala para que los técnicos reparen su organismo metálico y también la decora un pararrayos. Pero lo mejor será su luz.

"Quiero que la escultura sea como un faro, que se mantenga viva", espera el artista, y unas bombillas especiales harán posible que peatones y conductores vean destellos azules, amarillos, blancos o verdes. Como los guiños que el Empire State iluminado le hace a Manolo Valdés cuando se asoma a su ventana neoyorquina.

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Sobre la firma

Rosa Rivas
Periodista vinculada a EL PAÍS desde 1981. Premio Nacional de Gastronomía 2010. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense. Master en Periodismo Audiovisual por Boston University gracias a una Beca Fulbright. Autora del libro 'Felicidad. Carme Ruscalleda'. Ha colaborado con RTVE, Canal +, CBS Boston y FoolMagazine.

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