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Reportaje:

Escasez en el país del petróleo

La desesperación de los iraquíes ante la falta de gasolina obliga a EE UU a comprar combustible a Turquía

"Después de 15 años, mi mejor amigo regresó ayer a Irak. Nos reunió a los antiguos compañeros y entregó a los demás un regalo. ¿Cómo? ¿Te has olvidado de mí?, le reproché. Tú eres especial, me dijo, y por eso te he traído un obsequio muy valioso. Sacó una gran caja primorosamente envuelta y me la entregó. Era una lata de gasolina súper. Los demás me miraron con envidia".

No todos los iraquíes se toman sus problemas con tanto humor como Hasan Al-Ami, columnista del periódico Al-Sabah (La Mañana). La escasez de combustible en el país que cuenta con las segundas reservas probadas de petróleo del mundo no es sólo una paradoja, sino una evidencia palpable de la incapacidad de la Administración ocupante para normalizar la situación, ocho meses después de la caída de Bagdad.

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Hussein Latif, propietario de un colmado en la capital, tuvo que cerrar el sábado para repostar su vehículo. Tras cuatro horas de espera, se marchó con el depósito vacío porque la gasolina se había agotado.

Desde la gasolinera de la plaza Al Hurria, al sur de la ciudad, la fila de coches se prolonga tres kilómetros. Cruza el Tigris, por el puente Al Tabiquein, y se pierde al otro lado del río. Recorre un tramo de la carretera en dirección contraria y provoca un monumental atasco.

Muchos conductores pasan toda la noche en la cola para ser los primeros en abastecerse cuando abra. No es seguro que lo consigan. Son las diez de la mañana y Mekdam Abdula, de 30 años, encargado de la estación de servicio, calcula que le queda combustible para una hora. "Antes recibía diariamente 130.000 litros. Ahora sólo llega una cisterna con 27.000. Cuando se acaba, cerramos. Con suerte, vendrá otra por la tarde y volveremos a abrir".

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La escasez de gasolina ha sido intermitente desde el final de la guerra, pero en las últimas dos semanas se ha convertido en un martirio que complica la ya difícil vida cotidiana de los iraquíes. "La producción de la refinería de Dora [la mayor del centro de Irak] se ha reducido a la mitad y muchos camiones que la traían de fuera ya no se atreven a venir por los ataques", explica Abdula.

Al taxista Kadum Risan no le convencen las explicaciones oficiales. Cree que buena parte de la gasolina que entra en Irak por una puerta sale por la otra, ya que aquí es más barata que en los países del entorno, y el resto se pierde en el mercado negro. El encargado de la estación de servicio niega rotundamente que suministre gasolina a los especuladores. Cuando se le hace notar que, a sólo a unos metros de distancia, unos jóvenes la ofrecen en grandes bidones, admite que "algunos empleados degasolineras sin escrúpulos la venden ilegalmente. No es mi caso". En la estación de servicio, el litro de súper cuesta 50 dinares (2 céntimos de euro), en el mercado negro, 450 dinares (casi 20 céntimos).

Al terminar la guerra, Irak producía 700.000 barriles diarios de crudo. Ahora supera los dos millones. Para marzo del año que viene se espera llegar a los 2,8 millones. El ministro iraquí del Petróleo, Asem Yihad, asegura que Irak no vive una crisis de combustible, sino sólo una "escasez temporal" que atribuye a los sabotajes y al incremento de la demanda, que se ha disparado con la llegada de 400.000 vehículos desde el extranjero.

El jefe de las tropas de EE UU, el teniente general Ricardo Sánchez, admite que algunos miembros de la recién creada policía iraquí están implicados en el contrabando de gasolina, pero afirma que el verdadero problema es la obsolescencia de las instalaciones, cuyo mantenimiento se deterioró durante los diez años de embargo.

Hayeer A. Zaky, jefa del departamento de Economía de la Universidad de Mustansiriyah, advierte de que la paciencia de la gente se está agotando. "He visto a conductores desesperados gritar '¡Dios bendiga a Sadam!' para desahogarse". El mando de la coalición llamó ayer a la calma a los iraquíes y anunció la llegada de camiones con cuatro millones de litros de combustible. Apenas una gota de gasolina para saciar la sed de un país entero. Sorprendentemente, el crudo se ha comprado en Turquía, uno de los pocos países de la región que no lo produce.

Cientos de iraquíes hacen cola ante una gasolinera el pasado mes de mayo en Bagdad.
Cientos de iraquíes hacen cola ante una gasolinera el pasado mes de mayo en Bagdad.ASSOCIATED PRESS

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