Rafael Canogar opina que la obra gráfica se acerca a la pintura
El artista presenta una retrospectiva en el Museo Casa de la Moneda
Una selección de las 250 ediciones de obra gráfica del pintor Rafael Canogar (Toledo, 1935) se presenta desde mañana y hasta el 28 de enero en el Museo Casa de la Moneda, de Madrid (Doctor Esquerdo, 36). El artista cree que las fronteras entre la gráfica y la pintura empiezan a disolverse y defiende el grabado como una obra original. "El artista debe siempre ejecutar la primera tirada, y el taller, el resto; son acercamientos diferentes".
Rafael Canogar presentará esta tarde a la reina Sofía la medalla que ha diseñado por haber recibido el Premio Tomás Francisco Prieto 2002. La última edición de este galardón se entregará al pintor Antoni Clavé, que el próximo año tendrá una exposición. Canogar ha diseñado una medalla, la primera que realiza, donde figuran dos momentos de su trayectoria artística: una escena urbana con cuatro cabezas superpuestas y la huella de tres pinceladas, "tres golpes de espátula".
El premio de medallística Tomás Francisco Prieto, dotado con 21.300 euros, incluye la acuñación de la medalla y una exposición de obra gráfica. La Reina entregará el galardón al pintor catalán Antoni Clavé, que no ha podido desplazarse de París por motivos de salud, y en su nombre lo recogerá su nieto, Emmanuel Clavé. El pintor presentará el próximo día 16, en la galería Joan Gaspar, de Madrid (General Castaños, 9), pinturas y collages de los últimos 10 años.
La exposición, comisariada por Ana Beristain, está formada por 60 estampas o ediciones de Rafael Canogar tiradas entre los años 1959 y 2003. "En el grabado, como en la pintura, he tenido una evolución compleja y difícil.La obra gráfica no es una parte menor del artista; es una herramienta rica que sirve para ir más allá de la bidimensionalidad", declaró ayer el artista. "Sigo los mismos planteamientos que en la pintura desde 1992, de romper el concepto cuadro como ventana y crear en su manipulación una forma irregular y tridimensional".
Una carpeta de litografías de 1959 del grupo informalista El Paso, del que Canogar fue uno de sus fundadores, inicia el montaje de la retrospectiva. Las obras están hechas en el taller de Dimitri Papageorgiu, "un magnífico artesano", pero la mala calidad de "esos materiales de aquella España tan lejana", parecido al "papel higiénico", desanimó al artista, que no volvió a entrar en un taller hasta 10 años después, en el Tamarind Lithography Workshop, de Los Ángeles. En el recorrido aparecen obras realizadas "como un deber moral" en los años setenta, de respaldo a grupos de protesta, con la utilización de la fotografía, el abandono de la figuración y el realismo y la vuelta a la abstracción.
Otras carpetas recogen el homenaje a Julio González, "con mucha libertad creativa y sin perderme en la composición"; las escenas urbanas de los noventa, con collages de papeles industriales recortados y pegados, hasta las últimas serigrafías. El catálogo razonado incluye toda la obra gráfica de Canogar, con texto de José Marín-Medina y poemas de Miguel Ángel Muñoz.
Babelia
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