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La presidencia italiana de la UE renuncia a plantear una solución al problema de España

Roma elude abordar el reparto de poder en Europa en su propuesta final de Constitución

Carlos Yárnoz

La presidencia de turno de la Unión Europea, Italia, ha propuesto soluciones y alternativas prácticamente para todas las grandes quejas que tienen los países con respecto al proyecto de Constitución europea. Menos para España y su rechazo al sistema de voto en el Consejo basado en el peso de la población de cada Estado. La presidencia italiana no sólo elude proponer una alternativa concreta, sino que apunta claramente a la necesidad de mantener esa nueva fórmula porque debe pactarse un sistema "simple, eficaz y transparente".

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La propuesta italiana para modificar decenas de artículos del borrador constitucional ha sido distribuida a los Gobiernos europeos el pasado martes como documento de trabajo para el cónclave de ministros de Exteriores que se inicia mañana en Nápoles en un intento por dejar lista buena parte del texto constitucional antes de la cumbre europea de Bruselas de los días 12 y 13 de diciembre, fechas consideradas límite para cerrar el proyecto.

Al referirse a las discrepancias con respecto al sistema de votación en el Consejo, un litigio clave para el futuro reparto de poder en la Unión, la presidencia italiana señala que "un amplio número de países" apoya el texto del proyecto y que sólo "unos pocos" lo consideran "inaceptable". Se trata de España y Polonia, a los que se han unido Estonia y Malta. El documento italiano señala que no propone ahora una alternativa, pero que, en todo caso, la respuesta que se dé a esas "preocupaciones" deberá tener en cuenta "el objetivo compartido" de que la fórmula final tiene que ser "simple, eficaz y transparente".

Son ésos los adjetivos usados siempre por el francés Valéry Giscard d'Estaing, presidente de la Convención que redactó el proyecto, para justificar el sistema de doble mayoría (mitad de Estados que representen al menos al 60% de la población) establecido en el texto para tomar decisiones en el Consejo de la UE. La fórmula es apoyada especialmente por Francia y Alemania. Berlín ya ha transmitido a Madrid su disposición a elevar ese techo del 60% hasta el 66%, con lo que España tendría casi el mismo poder de bloquear decisiones que el obtenido en el Tratado de Niza (sistema ponderado de votos por el que España y Polonia tienen 27 votos cada uno, y Alemania y los otros grandes, 29 sobre un total de 345 en una Unión Europea con 27 Estados).

Por el contrario, el documento sí aporta soluciones y alternativas para satisfacer prácticamente todas las quejas de los demás países, incluida alguna de menor interés para España. Así, Italia propone que en el texto se introduzca una referencia a la herencia cristiana en el origen de Europa (lo piden Italia, España, Polonia, Irlanda y otros), aunque añadiendo otra sobre la laicidad vigente en las leyes básicas de otros países, como Francia.

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El documento italiano también atiende la petición de los países pequeños y destaca que "un significativo" número de países quieren que siga habiendo un comisario por país. Como el proyecto señala ahora que haya comisarios con y sin derecho a voto, propone que estos últimos participen al menos plenamente en las reuniones de la Comisión y tengan bajo su responsabilidad tareas concretas.

En el área de la Defensa se da satisfacción al Reino Unido al señalar que la cláusula de defensa mutua entre países que quieran ir más lejos en ese campo (formarán una "cooperación estructurada") será compatible con los compromisos en la OTAN, "que sigue siendo, para todos los Estados miembros de esta organización, el fundamento de su defensa colectiva". Londres también mejora en su exigencia de que subsista el derecho al veto en todo lo referente a la fiscalidad. La persecución del fraude fiscal, según el proyecto, pasa a ser decidida por mayoría, pero Italia añade ahora que el veto se mantendrá cuando la decisión afecte "a los elementos de fondo de los regímenes fiscales de los Estados".

España sí encuentra satisfacción cuando Italia propone la desaparición de la llamada "pasarela" en todo lo relativo a esas "cooperaciones estructuradas" en Defensa. Por ese sistema de pasarela, el Consejo podía decidir por unanimidad que una cuestión en la que existiera derecho a veto pasara a ser debatida por mayoría. Y también en la inclusión del turismo en la lista de materias en las que la UE cooperará con los Estados. O en la aclaración de que el ministro europeo de Exteriores y vicepresidente de la Comisión mantendrá una dependencia directa del Consejo (los Gobiernos) y sólo dimitirá de sus funciones en el Ejecutivo comunitario si se lo pide el presidente de esta institución.

La igualdad hombre-mujer, el respeto a las minorías (lo reclama Hungría) o el bienestar de los animales son conceptos que también introduce Italia y que habían sido reclamados por organizaciones políticas y sociales.

El Gobierno español, por su parte, sigue esperando una propuesta formal después de mantener numerosos contactos informales en busca de una solución, informa Peru Egurbide. La ministra Ana Palacio, que estuvo el miércoles por la noche con Silvio Berlusconi, prefirió ayer no valorar la propuesta italiana hasta que se desarrolle el debate. "A mí no me gusta vender la piel del oso antes de haberlo cazado", aseguró. "Esperaremos a ver qué sucede en Nápoles". Todas las partes confían en resolver el contencioso con España en el último minuto.

Ana Palacio, junto a Silvio Berlusconi, ayer en Roma.
Ana Palacio, junto a Silvio Berlusconi, ayer en Roma.EFE

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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