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842 millones de personas sufren de hambre, 18 millones más que en 1995

El hambre rebrota en el mundo: afecta a 18 millones de personas más que en 1995, según el informe de la FAO (Fondo para la Agricultura y la Alimentación de la ONU) para 2003, El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, presentado ayer. En la primera mitad de los noventa, el número de hambrientos había bajado en 37 millones en 22 países, pero en la segunda mitad de la década volvió a crecer. En 2001, año de los últimos datos, había 842 millones de desnutridos, 798 de ellos en países en desarrollo.

El objetivo de reducir el hambre a la mitad para 2015 parece más remoto que cuando se formuló en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996: sólo podría alcanzarse, reconoció ayer Jorge Mernies, jefe de Estadística de la FAO, "si cada año fuéramos capaces de liberar del hambre a 26 millones de personas, es decir, más de 12 veces lo conseguido a día de hoy".

Pese a esos datos generales, en 19 países (siete africanos, seis latinoamericanos y cinco asiáticos) ha disminuido en más de 80 millones el número de desnutridos.

Un factor decisivo en este sombrío panorama es la combinación entre inseguridad alimentaria y sida. "Para 2020, la epidemia se habrá cobrado una quinta parte o más de la fuerza de trabajo agrícola" en África, indica el informe. Esos países sufren la fatal pinza de una crisis sanitaria de larga duración y emergencias alimentarias a corto plazo. "La seguridad alimentaria de los hogares", dice el estudio, "puede ser la estrategia de prevención más importante" contra el sida.

Sequía

Otro detonante es el difícil acceso al agua y, por tanto, la falta de alimentos y cultivos para los tres cuartos de la población mundial, que vive en zonas rurales. En los últimos tres años de los que hay datos, el 60% de las emergencias alimentarias se derivan de la sequía. Sólo el 17% de las tierras cultivables se riega: son las que producen el 40% de los alimentos.

Los productos agrícolas representan en el mundo pobre el 8% de las exportaciones y de todo el comercio, y en los países con más hambre el porcentaje llega al 20%. Y los Estados en los que más del 15% de la población pasa hambre tienen que dedicar más del doble que los países ricos a importar comida pagada.

Los acuerdos en la Organización Mundial del Comercio (OMC) son elemento básico. En 2002, EE UU subvencionó a sus agricultores con 235.000 millones de dólares, 30 veces más de lo destinado a apoyar la agricultura en los países en desarrollo.

Sólo 25.000 algodoneros estadounidenses recibieron desde 2000 más de 3.900 millones de dólares, o sea, más que el producto interior bruto de Burkina Faso, donde más de dos millones de personas dependen del algodón y lo producen a 0,47 dólares el kilo, mientras en EE UU se produce a 1,61.

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