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GOLPE TERRORISTA EN TURQUÍA | Las consecuencias

Los atentados amenazan la estabilidad de Turquía y su acercamiento a Europa

El jefe del Gobierno islamista reprocha fallos a los servicios antiterroristas turcos

Juan Carlos Sanz

En un comentario sin precedentes, el primer ministro turco, el islamista moderado Recep Tayyip Erdogan, reprochó ayer fallos a los servicios de información antiterrorista, controlados en última instancia por el Ejército, a la hora de prevenir la ola de atentados terroristas en Estambul. Cuando el enfrentamiento entre el Ejecutivo proislámico y la cúpula militar, defensora del Estado laico, se agudiza en cuestiones como el uso del velo islámico en la vida pública, los ataques terroristas amenazan sobre todo la recuperación económica de Turquía y su acercamiento a la Unión Europea.

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"Las fuerzas de seguridad están evaluando el conjunto de los datos de información. (...) Indudablemente, podría haber habido deficiencias en esta materia", declaró el primer ministro a los periodistas en Ankara, en su primer comentario público tras los atentados de ayer, que se suman a los mortíferos ataques del pasado sábado contra dos sinagogas de Estambul. "¿Tenemos algún tipo de deficiencia? Si hay alguna, será rectificada sin lugar a dudas, y a ello consagraremos todos nuestros esfuerzos. Pero es imposible encontrar una solución al cien por cien al problema del terrorismo, cuyo poder estriba en que nunca se sabe cuándo, dónde y cómo va a golpear", advirtió Erdogan, "y ningún país ha resuelto este problema".

Su ministro de Exteriores y brazo derecho en el islamismo político turco, Abdalá Gül, advirtió ayer desde Estocolmo, donde se encontraba en viaje oficial, que "Turquía no capitulará ante los actos terroristas". Gül afirmó que los atentados de Estambul son muestras de un "terrorismo organizado". "Aunque han perdido la vida muchos ciudadanos inocentes, continuaremos nuestra lucha contra el terrorismo", remachó el jefe de la diplomacia turca, que evitó pronunciarse sobre la identidad de los autores de los atentados de Estambul, si bien ya había sugerido antes la existencia de una conexión entre los atentados contra las sinagogas del centro de Estambul y la red Al Qaeda. "Esta vez fueron intereses británicos, la semana pasada fueron dos sinagogas, es demasiado temprano para poder decir quién es responsable de los últimos atentados".

Frente a las críticas y cautelas de los máximos representantes del Partido de la Justicia y el Desarrollo, el movimiento islamista moderado que hace un año barrió en las urnas y se hizo con el control de dos terceras partes de los escaños del Parlamento, el presidente de Turquía, Ahmet Necdet Sezer, representante del aparato estatal kemalista ligado al Ejército, destacó que la intención de los terroristas es sólo la de "sembrar el caos y el pánico". "El Estado tiene los medios para superar cualquier problema junto con los ciudadanos", dijo Sezer después de reunirse ayer en Ankara con Erdogan y con el ministro del Interior, Abdelkader Aksu.

Mientras, Turquía intenta introducir profundas reformas en su legislación para adaptarse a las exigencias de la Unión Europea, a la espera de que su candidatura sea aceptada a finales del año que viene. Bruselas aguarda a que Ankara mueva ficha en las elecciones legislativas que se celebrarán el mes que viene en el norte de Chipre, una zona que el Ejército turco ocupa desde hace casi treinta años. Si los gobernantes turcos apuestan por la alternancia en esa parte de la isla y los partidos de la oposición, defensores de la reunificación con la parte grecohirpriota, se hacen con el poder, el camino hacia las negociaciones de adhesión de Turquía se verá mucho más despejado.

Pero el terrorismo parece golpear con especial fuerza a la economía turca, que presentaba sus primeros signos de recuperación tras el fin de la guerra en el vecino Irak. Sectores como el turismo, que representan casi un 5% del producto interior bruto (PIB) turco, se verán sin duda afectados por la última ola de ataques, si bien el conjunto de la economía seguirá mejorando, con un crecimiento que expertos como los de Merrill Lynch predicen que superará el 5% en 2003, y una inflación que puede quedar por debajo del 20% -todo un logro en un país habituado a duplicar sus precios cada año- por segundo ejercicio consecutivo. Los atentados de Estambul, que ayer estuvieron a punto de hundir los mercados de valores, se producen precisamente cuando el Banco Central se planteaba dar un nuevo valor a la lira turca (previsiblemente, dividido por un millón) como símbolo del control de la hiperinflación. Las últimas explosiones amenazan también con hacer saltar por los aires la confianza de los inversores internacionales.

Voluntarios auxilian a un herido por la bomba del consulado británico.
Voluntarios auxilian a un herido por la bomba del consulado británico.EFE

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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