Aportaciones al debate sobre las 'narcosalas'
Escribo un poco enfadado porque llevo 38 años viviendo en el barrio de San Francisco de Bilbao, por que he visto morir decenas de vecinos muy cercanos y la degradación intencionado de toda la zona. ¿De donde llegó la heroína masivamente a mi barrio?, ¿porqué hay quinientos toxicómanos en mi barrio cuando no llega a una docena los que nacieron o viven establemente allí?
Contestando a estas preguntas se puede contestar mejor al sí o no a las narcosalas, pero parece que nadie quiere responder al problema de fondo.
Las hemerotecas dicen que en este barrio entró la heroína de manos de mafias organizadas desde el año 1978. Las hemerotecas y los vecinos dicen que a partir de 1983 el tráfico de drogas no solo es a nivel mafioso (por kilos) sino que se vende en las esquinas, en los bares, en pisos donde se hacen colas de cientos de clientes.
Los fines de semana, en la zona del Dos de Mayo, Bailén y Hernani se agolpan docenas de personas en las puertas de los bares de fuera de horas con las pastillas y las rayas, públicamente, impunemente, igual que entonces. Durante toda la semana, mezclados con uniformes policiales de todos los colores, la venta de droga es libre en San Francisco, entre la Plaza Corazón de María y puente Cantalojas. Y si alguien piensa que difamo, pregunten, suban a las casas y fotografíen desde las ventanas, consulten al vecindario. Toda la zona es una inmensa fábrica de toxicómanos que terminará por inundar toda la ciudad, como ya está pasando.
Julián Ibáñez, de la nueva Asociación de vecinos de Bailén, falta a la verdad cuando dice que antes se podía andar libremente en esa zona. Llevamos decenas de años sin ser libres de la esclavitud que impone la droga y lo que la rodea.
Ahora, si me preguntan cómo actuar, digo que basta de hipocresías. Los toxicómanos son víctimas de estos negocios infames, enfermos que deben ser atendidos en igualdad de condiciones que los demás, con los medios mas poderosos, que son los de la Sanidad Pública.
Claro que tienen derechos, y por eso deben ser liberados de ser moneda de cambio de la caridad subvencionada de Médicos del Mundo y las demás ONGs, que en mi barrio suman 56 para una población de 14.000 habitantes. Y que los profesionales digan si con los medios adecuados y suficientes hay que seguir montando narcosalas y/o suministrando droga o hay que investigar más y mejor para rehabilitar a los toxicómanos. Porque los que tienen dinero no van a Suiza a una narcosala, van a hospitales de lujo a desintoxicarse.
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