_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Sólo para británicos

Bush habló ayer en Londres como si se dirigiera sólo a oídos británicos y no le escuchara también el resto del mundo, y en particular los otros países europeos. Alabó la "alianza de valores" y el hecho de que, "cuando hay un trabajo serio que hacer", los británicos son "el tipo de socios que uno quiere". Ahí quedan esos vínculos de sangre. Pero si Blair sigue queriendo para su país un lugar central en Europa, flaco favor le hizo Bush al augurar que la ONU desaparecerá "como la Sociedad de Naciones"

por falta de capacidad de decisión. O al arremeter contra Irán, donde los europeos intentan una diplomacia preventiva contra las armas de destrucción masiva; y contra algunos palestinos con los que Europa no debería hablar, una forma de embestir a Arafat sin nombrarlo.

Es notable el contraste entre el discurso de Bush en Londres y el de su secretario de Estado, Colin Powell, la víspera en Bruselas. Powell buscó, y obtuvo, la complicidad de sus homólogos europeos para una solución al problema que ha creado la guerra de Irak. Propuesta que tuvo una respuesta en Moscú con la idea de una conferencia internacional, patrocinada por la ONU, de la que salga un plan político para el futuro de ese país. El apoyo de la opinión pública a la guerra en Irak está cayendo en picado en EE UU, lo que impulsa la política de iraquización acelerada de la gestión del país ocupado para evitar que interfiera a partir del próximo verano con la campaña para la reelección de Bush.

Se ha querido presentar esta visita de Estado a Londres como histórica, pero, a diferencia de Reagan en 1982, Bush no se ha atrevido a pronunciar un discurso trascendental en Westminster, ante los parlamentarios británicos, por miedo a los abucheos. Hay manifestaciones en las calles, aunque el apoyo a la guerra de los británicos que revelan las encuestas es de los más altos en Europa.

Las anteriores excusas para invadir Irak quedan arrumbadas y ahora todo se justifica por una "misión para la libertad" que ha de ampliarse a una "revolución democrática en Oriente Próximo", todo inmerso en el consabido discurso del miedo a las armas de destrucción masiva que algunos dictadores pudieran poner en manos de terroristas.

La novedad de esta peculiar visión "multilateral" es que ahora, frente a la doctrina general de guerra preventiva, se sostiene que "en algunos casos el uso mesurado de la fuerza es todo lo que nos protege de un mundo caótico". Si se puede elegir, es preferible que los europeos atendamos más al discurso de Powell que al de su presidente, pues es la diplomacia de Powell y de los europeos la que logró que ayer el Consejo de Seguridad aprobara en Nueva York y por unanimidad una resolución de apoyo a la Hoja de Ruta hacia la coexistencia de un Estado israelí y otro palestino. Ése es el camino, que, además, muestra que la ONU no tiene por qué seguir el itinerario de la Sociedad de Naciones.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_