El Instituto Nacional de Silicosis apreció nueve fallos en la cantera San Josepe Bi
El informe de la cantera plantea soluciones "para rebajar los niveles de polvo" en los puestos
El primer y el último informe elaborados por el Instituto Nacional de Silicosis en la cantera San Josepe Bi, de Mondragón, constataron hasta nueve deficiencias en materia de prevención de riesgos laborales por polvo de sílice. Entre los fallos destaca que de las dos perforadoras una carece de captador de polvo y la otra lo tiene averiado. El puesto de perforador es uno de los que más riesgos asume por su exposición al polvo.
El informe se elaboró en noviembre de 2002. A partir de esa fecha, las mediciones las ha realizado la propia empresa y han sido remitidas al Instituto, según asegura la compañía, llamada como la cantera. Los resultados no se han trasladado a los sindicatos, que llevan varios meses demandándolas.
La compañía propietaria asegura que los datos se pondrán a disposición de los trabajadores y que no les consta una petición oficial. Además, dice que aunque las mediciones las hace ella misma, los aparatos no se pueden manipular.El informe del Instituto Nacional de Silicosis, que es posterior al descubrimiento de esta enfermedad en tres de los trabajadores de la cantera (ver EL PAÍS de ayer), señala que gran parte de las medidas de prevención son defectuosas. En concreto, dice que las palas retrocargadoras "tienen aire acondicionado, pero no funciona", lo que obliga a los conductores a trabajar con las puertas abiertas; que una perforadora tiene un sistema de captación de polvo, "pero no se utiliza" y en dos molinos tampoco funciona este elemento "pues estaba pendiente de colocar el motor". El organismo cita nueve carencias que deberían subsanarse para "rebajar los actuales niveles de polvo en los puestos de trabajo". Se trata de la puesta en funcionamiento de los sistemas de captación de polvo en dos perforadoras, una de ellas que incluso carece de él, o la implantación de aire acondicionado en los vehículos.
"La cabina de mandos, en donde el operario de la molienda pasa gran parte de la jornada, debe estar también presurizada", apunta. A ello añade que la planta de molienda y clasificación "es un foco importante de polvo con gran influencia en la contaminación de otros puestos de trabajo".
El Instituto Nacional de Silicosis agrega que en la cinta en la que descarga un molino "se aprecian muchas fugas de polvo", así como en las descargas de otros dos molinos. Recomienda que las cintas transportadoras "deben carenarse en toda su longitud" y los aspersores para humedecer las pistas deben extenderse por las instalaciones de la cantera.
La mutua Asepeyo, que ha realizado algunas de las revisiones médicas anuales de los trabajadores de la cantera y cuyo trabajo ha sido cuestionado por la propia empresa, elaboró dos informes en enero y julio de 2001, con anterioridad al del Instituto Nacional de Silicosis. En ellos, comprobó que en cuatro puestos de trabajo había "niveles apreciables" de concentración de polvo. "Si bien no han sobrepasado el valor límite se deberían tomar las medidas técnicas oportunas para que el nivel de exposición fuera menor", decía. Los informes coincidían: "No existe peligro higiénico, siendo poco probable la aparición de efectos adversos" para los trabajadores de la cantera. Posteriormente se diganosticaron los tres casos.
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