El Roto reúne en 'El libro de los desórdenes' sus crónicas satíricas
40 originales publicados en EL PAÍS en 2001 y 2002 se exhiben en una exposición
Andrés Rábago, El Roto (Madrid, 1947), reúne cada tres o cuatro años una selección de sus dibujos publicados en prensa, con la ayuda de Felipe Hernández Cava. Así lo ha hecho ahora con sus crónicas satíricas publicadas en EL PAÍS durante 2001 y 2002, en El libro de los desórdenes (Círculo de Lectores), que recoge 160 dibujos. Además, expone 40 originales en el Centro Cultural del Círculo (O'Donnell, 10, Madrid) hasta el 11 de enero. En febrero, la exposición viajará a Barcelona.
El Roto presentó el pasado lunes en Madrid el "catálogo de desórdenes" que forman el libro y la exposición, acompañado por el escritor Hernández Cava y el filósofo José Luis Pardo, autor del prólogo. Para el dibujante, "a veces la mirada directa a las cosas no sirve", y hay que intentar mirar "por encima de la cortina de humo" que se interpone con la vida.
Así dibuja El Roto sus crónicas, "interesantes y chocantes", en palabras de Pardo, que acude a Primo Levi en una cita previa a su prólogo: "Ha llegado la hora de explorar el espacio intermedio entre las víctimas y los perseguidores (...). Sólo una retórica esquemática puede sostener que tal espacio está vacío: nunca lo está, está constelado de figuras torpes o patéticas que es indispensable tener en cuenta si queremos conocer a la especie humana".
A El Roto le interesa la complicidad con el lector, la mirada interna más que la externa, la sátira más que el humor y la risa, porque "el humor es una palabra manipulada, destrozada", "los mecanismos de la risa evitan que se puedan desencadenar los de la reflexión", y "la sátira no trata sobre el orden, sino generalmente sobre el desorden".
"Me interesa mucho la sátira y mucho más fijar unos niveles de calidad gráfica en unos momentos en los que quizá hay un exceso de lo que podríamos llamar género. Los grandes dibujantes satíricos de otras épocas eran pintores o estaban influidos por la pintura, lo que proporcionaba una altura, mucha calidad. Ahora a veces existe una voluntad humorística que hace que encontremos un nivel de pensamiento relativamente bajo".
Según José Luis Pardo, se pueden realizar "conexiones de sentido" entre las distintas esferas vitales de diferentes maneras: a través de la risa, del llanto, de la paradoja y también "invirtiendo la situación"; y es en este sentido como se puede entender "el sarcasmo, la sátira, el humor corrosivo" de las "goyescas viñetas negras" de El Roto.
"Funcionan como una galería de espejos, que pueden ser deformantes pero también formativos, que nos brindan la posibilidad de que nos cuestionemos si eso que nos dicen que es la realidad es lo cierto o tenemos que ahondar para descubrirlo", señala Hernández Cava, que se ha encargado de la selección del material del libro y la exposición entre unos mil dibujos. "Nunca hemos vivido una época en la que el poder de la propaganda haya sido tan fuerte, hasta el punto de que nos hace dudar de si la realidad que vivimos es tal o la que nos dicen que es".
En El libro de los desórdenes, El Roto dibuja y piensa sobre la guerra ("Pueden morir muchas víctimas inocentes. ¿Y quién les manda ser inocentes?"; "Las armas sólo las vendemos a asesinos de toda confianza"; "Por un nuevo humanismo, esta vez sin hombres"), la televisión, el chapapote, el fútbol, la inmigración ("¡Fuera inmigrantes! ¡Menos mi asistenta!"), la pobreza ("No, no señor, aquí no hemos tenido ningún terremoto, esto es que es así"), la sanidad ("Ha tenido usted suerte, para aliviar las listas de espera le va a operar el gerente") o la violencia doméstica ("¡Vamos a jugar a los matrimonios!". "¡Vale, yo te mato a ti primero!").
El Roto, Rábago en su faceta de pintor, ha comenzado además a preparar una exposición de pintura colectiva con artistas cristianos y musulmanes para "desdramatizar, desdemonizar el islam" e intentar "superar esta barbarie".
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