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LA POSGUERRA DE IRAK

La burocracia de Washington bloquea las obras de reconstrucción

Las principales obras de reconstrucción de Irak están paralizadas, a pesar de que el Congreso de EE UU ha aprobado 18.700 millones de dólares para realizarlas, porque los funcionarios responsables de repartir las nuevas contratas no se ponen de acuerdo, señalan fuentes del Pentágono. La discrepancia se centra en cuatro puntos: si deben conceder contratas "de urgencia" sin concurso, cuántas empresas hay que seleccionar, si deben abrirse o no las licitaciones a extranjeros y quién va a supervisar todos los proyectos para evitar abusos.

La última pregunta parecía haber quedado respondida con la apertura este mes en Irak de la Oficina de Reconstrucción de Infraestructuras (IIRO) del Pentágono, dirigida por el almirante David Nash, pero los recelos de las agencias que hasta ahora se habían encargado están forzando a revisar los planes. Es probable, señalan las fuentes, que aunque IIRO sea la que centralice el reparto y la supervisión, tenga que contar con las firmas de la Oficina de Ayuda Internacional del Departamento de Estado y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, lo cual alargaría todavía más el proceso.

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Aunque a primera vista la comunidad internacional pueda interpretarlo como una "desavenencia interna" del Gobierno de EE UU tiene gran trascendencia para los cientos de empresas de todo el mundo, que aspiran a un pedazo de la tarta de la reconstrucción. Un aspecto clave de las discusiones es precisamente si limitar las contratas financiadas por el Tesoro norteamericano a empresas de EE UU o incluir extranjeras, que de otra manera sólo podrían optar a los trabajos financiados con lo recaudado en la Conferencia de Madrid. La decisión sobre este aspecto se anunciará la semana que viene en una conferencia en Washington.

Adjudicación por urgencia

Pero el área de mayor fricción entre los funcionarios del Pentágono que discuten contra el reloj las normas de contratación es si reservarse un margen de discrecionalidad que les permita adjudicar trabajos sin pasar por un concurso por "razones de urgencia".

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Ya lo hicieron en la primera fase con la empresa que dirigía el vicepresidente Dick Cheney, Halliburton, y el resultado ha sido desastroso para la imagen de transparencia que quiere dar la Casa Blanca.

En la fase de reconstrucción que ahora se debate, el Pentágono va a seleccionar "como máximo" a 20 empresas para las contratas de 18.700 millones de dólares, de acuerdo a las fuentes consultadas. La mayoría de ese dinero iría no obstante a parar a las manos de cuatro o cinco grandes empresas.

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