La primera autopsia tras el hundimiento
El análisis de un trozo de casco del 'Prestige' concluye sin hallar deficiencias
La primera autopsia al petrolero Prestige, partido en dos y hundido a más de 3.600 metros de profundidad, ya ha llegado al juzgado de Corcubión (A Coruña), desde donde desde hace un año se buscan los responsables de la mayor catástrofe ecológica que ha sufrido España en toda su historia y que afectó a las costas de Galicia, País Vasco, Asturias, Cantabria y Francia.
El barco naufragó el 19 de noviembre de 2002 tras seis días de navegación errática para alejarse de la costa gallega con una grave herida en el costado.
El pasado 21 de octubre, los técnicos de los equipos Innovator 5 e Innovator 2 que la compañía Repsol dedicó al rescate de fuel dentro del pecio, tomaron una muestra de chapa de acero del casco del Prestige aprovechando su incursión submarina.
El trabajo de los técnicos no fue sencillo. El informe que ha llegado al juzgado de Corcubión acredita que los trabajadores de Repsol emplearon dos días (49 horas exactamente) en cortar un trozo de casco para someterlo a un análisis en el que se incluía la determinación de espesores por ultrasonidos.
La sociedad clasificadora del Prestige, ABS, que acreditó que el barco se encontraba en condiciones aptas para navegar, encargó una auditoría sobre las reparaciones a las que fue sometido el petrolero en astilleros chinos en 2001.
Ese análisis especial detectó que en el cambio de una serie de placas se empleó acero de menor grosor del debido. Por eso, los que acusan al Prestige por la catástrofe de Galicia pidieron una autopsia del casco para conocer si se podía detectar el problema de espesor detectado por ABS.
El informe remitido al juzgado de Corcubión revela que la operación del corte de una parte del casco del Prestige se grabó en video por la empresa Sonsub, contratada por Repsol, y que tras ser extraído del pecio fue aclarado con "agua dulce sin presión durante 10 minutos". La pieza que constituiría una prueba en el futuro juicio fue secada durante ocho minutos con aire comprimido a distancia para evitar "alteraciones de la muestra". El exámen visual del trozo de chapa registra una "ligera" presencia de óxido, y acredita que la muestra "no tiene corrosión en borde de rotura".
La última página del informe recoge la "determinación de espesores" de la lámina de acero conseguida por ultrasonidos. "Se realiza un muestreo a lo largo de la superficie de toda la muestra, obteniéndose como espesor mínimo el valor de 21 milímetros". Este valor, según los expertos, no supone ninguna deficiencia. La Abogacía del Estado, que había solicitado esta prueba, considera que no es suficiente y que habrá que repetirla con nuevos restos de otras zonas del casco hundido.
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