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Cataluña inicia un proyecto de mediación de conflictos con 'alumnos árbitro'

La Generalitat invierte 70.000 euros en una iniciativa a la que ya se han acogido 50 centros

Mar Padilla

Un informe de la Fundación Hogar del Empleado sobre la convivencia en los colegios, hecho público a principios de octubre, reveló que el 49% de los alumnos ha sido insultado o criticado por sus compañeros; un 22% se siente rechazado, y un 12% ha sido agredido en alguna ocasión. Aunque los resultados no son especialmente alarmantes, y con la idea de que prevenir es curar, el Gobierno de la Generalitat de Cataluña ha puesto en marcha este curso un programa de mediación de conflictos entre los alumnos, al que ha destinado 70.000 euros y al que de momento se han acogido más de 50 centros. Este proyecto ofrece a los estudiantes la posibilidad de arreglar sus cuitas ante un árbitro especial de su misma edad y condición: un compañero de clase.

"La mediación te enseña que en la vida siempre hay que negociar"
Los implicados en el problema saben que no van a ser juzgados o castigados
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En el instituto Lluís de Requesens de Molins de Rei (Barcelona) conocen bien la iniciativa. Este centro pionero, donde la mediación funciona desde 1997, es uno de los referentes para el Departamento de Enseñanza. "Aunque al principio costó un poco, lo bueno del asunto es que el ambiente del centro ha cambiado completamente", señala Aurora Méndez, psicóloga clínica e impulsora de la medida en el Lluís de Requesens. Para Méndez, dos de las claves de los buenos resultados del proyecto son que "la palabra mediación tiene algo de mágico para los chavales y que es un proceso que solucionan entre ellos, sin que el adulto intervenga para nada".

En la sala habilitada para la mediación sólo hay unas sillas. Allí, donde plantean conflictos como insultos, empujones o patadas, se escucha y se negocia, y los implicados saben que no van a ser juzgados o castigados. "Muchos de los chicos sólo al entrar en la habitación del conflicto ya se relajan, porque los que se han peleado saben perfectamente que los mediadores sólo buscan que te expreses libremente, mires al contrario y le hables". Los mediadores, elegidos por los propios compañeros, pueden ser buenos, regulares o malos estudiantes, "porque lo que cuenta es la empatía, la observación y la capacidad de análisis, y eso es una cuestión de carácter, no de expediente académico", explica Méndez, quien añade que los elegidos reciben un curso de formación, donde se enseñan técnicas y estrategias de comunicación.

Alba, Elena, Rita, Verónica, Dieter, Marc o Rubén son algunos de la veintena larga de mediadores que hay en este instituto, con casi 500 alumnos. "La mediación también ayuda para aprender a dialogar y a comprender las broncas que podemos tener con nuestra madre, los amigos o el novio", explica Alba, quien aún recuerda uno de sus primeros casos, en el que una alumna se puso a llorar durante una de las sesiones porque decía que nunca antes "nadie le había preguntado o se había interesado por lo que le pasaba". Y es que cada parte del litigio se siente "protagonista, porque se da cuenta de que los escuchan y sabe que no se buscan culpables", añade Alba, para quien "el no escucharse los unos a los otros es el problema del mundo". La mediación ha auspiciado en el Requesens "una especie de contracultura, y lo que tiene prestigio ahora es hablar en vez de pelearse o insultarse", según Rita.

La iniciativa está inspirada en las teorías del sociólogo francés Jean-Pierre Bonafé-Schmitt, quien a lo largo de sus investigaciones sobre la regulación de la justicia en el ámbito cotidiano desarrolló el ejercicio de la mediación entre las partes enfrentadas, sea en una escuela o en un campo de batalla real. Los ejes básicos de la propuesta son la neutralidad y la confidencialidad del negociador y la voluntariedad de las dos partes enfrentadas, y el objetivo es el restablecimiento de la comunicación y recomposición de las relaciones.

Con un año de experiencia a sus espaldas, el instituto Miquel Taradell, en el barrio del Raval de Barcelona, vive más en calma. "Los expedientes por problemas de disciplina se han reducido mucho gracias a la mediación", asegura Albert Grau, el jefe de estudios del centro. En la escalera del instituto hay un enorme póster en el que aparecen diversas fotos con las caras de los mediadores de conflictos y la explicación del proyecto. Joumad, uno de los mediadores del Miquel Taradell, asegura que la labor "es difícil, porque tienes que hacer que hablen y que digan lo que sienten, y a veces el mal rollo viene de hace tanto tiempo que ya no saben ni por qué se pelearon". Para Joumad, la mayoría de las causas de conflicto "son tonterías como que te tiran la mochila o que te hacen una broma pesada que no entiendes, pero a partir de ahí tienes que explicar tu dolor y, claro, eso cuesta".

Pere Led, responsable de formación permanente y recursos pedagógicos del Departamento de Enseñanza, subraya que la buena acogida de la mediación de conflictos, que también se desarrolla en algunos centros del resto de España, "se debe a que es un proceso educativo en sí mismo, porque te enseña que en la vida siempre hay que negociar".

En la presentación del estudio Solución de conflictos y aprendizaje emocional, editado por Gedisa, Montserrat Moreno, profesora de Psicología de la Universidad de Barcelona (UB) y autora del libro junto con Genoveva Sastre, subrayó que "el conflicto viene cuando no se sabemos resolver nuestros problemas con los otros o con nosotros mismos. Y eso es lo que debemos aprender, porque, que yo sepa, nadie se suicida por no conocer el teorema de Pitágoras".

Grupo de alumnos "mediadores de conflictos" del Instituto Lluís Recasens de Molins de Rei, Barcelona.
Grupo de alumnos "mediadores de conflictos" del Instituto Lluís Recasens de Molins de Rei, Barcelona.TEJEDERAS

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Sobre la firma

Mar Padilla
Periodista. Del barrio montañoso del Guinardó, de Barcelona. Estudios de Historia y Antropología. Muchos años trabajando en Médicos Sin Fronteras. Antes tuvo dos bandas de punk-rock y también fue dj. Autora del libro de no ficción 'Asalto al Banco Central’ (Libros del KO, 2023).

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