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Cruz Roja suspende sus actividades en Bagdad y Basora

Aviación y artillería de EE UU bombardean escondites de la guerrilla cerca de Tikrit

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) anunció ayer la suspensión de sus actividades en Bagdad y en la principal ciudad del sur del país, Basora. La organización sólo seguirá presente en el norte de Irak, en manos de los kurdos. En la noche del viernes al sábado, la artillería y la aviación de EE UU bombardearon escondites de la guerrilla en los alrededores de Tikrit en una de las mayores operaciones militares desde que Bush declarase el final de la guerra.

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La cifra de víctimas estadounidenses sigue creciendo: ayer otros dos soldados murieron y otro resultó herido cuando una bomba casera explotó al paso de un vehículo militar en la entrada de Faluya, a 50 kilómetros de Bagdad. Hasta ayer, el Pentágono había reconocido la muerte de 149 soldados en operaciones de combate desde el final de la guerra, declarado el pasado 1 de mayo. Por la noche, se escucharon varios explosiones en Bagdad y la coalición reconoció el ataque contra un convoy militar de EE UU, con varios heridos.

Tras el derribo el viernes de un helicóptero Black Hawk en el que murieron seis soldados en los alrededores de Tikrit, cazabombarderos F-16 estadounidenses y carros de combate Abrams y Bradley lanzaron una ofensiva contra varias granjas abandonadas de la zona, utilizadas como escondite por la guerrilla. También hubo bombardeos en otras zonas cercanas a Tikrit, la ciudad natal de Sadam Husein y uno de los vértices del llamado triángulo suní, donde se concentra la mayoría de las acciones de guerrilla. No se ha informado de ninguna cifra de bajas en el bombardeo. "Nuestro objetivo eran las zonas donde hemos tenido ataques", señaló Steve Russell, teniente coronel de la 4ª División de Infantería, desplegada en esta zona del norte de Bagdad.

La "extremadamente peligrosa y volátil situación en Irak", en palabras de un portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Ginebra, ha llevado a esta organización humanitaria a cerrar sus oficinas en Bagdad y Basora. La Cruz Roja sufrió el 27 de octubre en Bagdad el único atentado suicida de su historia, que destrozó sus locales en el centro de la capital y causó la muerte de 12 personas. Ya entonces se decidió reducir el personal expatriado; pero ahora el CICR ha anunciado el cierre provisional de sus dos sedes principales; aunque no ha querido precisar cuántos de sus trabajadores (30 expatriados y 600 iraquíes) seguirán en el país. El CICR sólo seguirá trabajando en el norte de Irak, bajo control de los kurdos, donde apenas se han producido acciones de la resistencia.

La violencia no ha impedido a las fuerzas de ocupación y las organizaciones humanitarias seguir con su trabajo de búsqueda de fosas comunes de víctimas de la represión bajo el régimen de Sadam Husein. Expertos iraquíes y estadounidenses calcularon ayer que 300.000 personas fueron asesinadas durante el régimen baazista, y señalaron que hay unas 260 fosas comunes, de las que 40 han sido excavadas. "Las fosas están diseminadas por todo el país", señaló ayer Sandra Hodgkinson, directora del Plan de Acción para Fosas Comunes de la Autoridad Civil de la Coalición, que fue presentado ayer en Bagdad. Hodgkinson, abogada experta en derechos humanos, agregó que la labor de identificación de cadáveres llevará muchos años, y recordó que en Bosnia sólo han podido ser reconocidos 8.000 cadáveres de las 30.000 víctimas de la guerra y la limpieza étnica en ese país.

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Por otra parte, 700 soldados japoneses se incorporarán a la División Internacional de estabilización en el sector centro-sur de Irak, comandado por Polonia, informó ayer el viceministro de Defensa polaco, Janusz Zemke. El contingente japonés comenzará a operar entre enero y febrero de 2004 y será estacionado en la provincia de Nayaf, de la que se retirará parte del contingente dominicano agrupado con las fuerzas que están al mando de la brigada Plus Ultra, bajo mando español.

Una empleada de la Cruz Roja contempla los destrozos en la sede de la organización en Bagdad.
Una empleada de la Cruz Roja contempla los destrozos en la sede de la organización en Bagdad.ASSOCIATED PRESS

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