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LA POSGUERRA DE IRAK

La Casa Blanca esconde los ataúdes para suavizar las malas noticias de Irak

Muerte otro soldado de EE UU, con lo que los fallecidos ascienden a 153 desde que se dio por terminada la guerra

La Casa Blanca no quiere que la opinión pública estadounidense vea los ataúdes con los cuerpos de los militares muertos en Irak, en un intento por maquillar los efectos de la creciente resistencia armada iraquí a la ocupación aliada, que hoy se ha cobrado la vida de un soldado en un nuevo ataque perpetrado en Bagdad, en el que también ha resultado herido otro soldado.

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El Pentágono ha prohibido tomar fotografías o rodar del momento en el que se baja de los aviones a los féretros de los fallecidos en Irak a su llegada a bases de EE UU, en una medida sin precedentes en la Historia militar de este país. Tampoco tiene precedentes en este conflicto el intento de las fuerzas militares de confiscar las cámaras digitales de varios corresponsales gráficos que captaron las imágenes del helicóptero derribado el pasado domingo al oeste de Bagdad. Un total de 16 militares murieron después de que un misil abatiera la aeronave, un Chinook de transporte, y sus cuerpos fueron trasladados a la base aérea de Ramstein (Alemania), donde la prensa recibió una sonora negativa cuando intentó cubrir la llegada.

Los cámaras y los fotógrafos sólo fueron autorizados a recoger el momento en el que bajaban del avión los heridos menos graves a resultas de ese incidente, y la excusa de los mandos fue que el Pentágono quiere respetar al máximo la privacidad de las familias. Esta sensibilidad, no obstante, es muy reciente, dado que durante la campaña militar en Afganistán no hubo ninguna restricción para documentar el regreso a casa de los muertos en combate.

Sólo los heridos menos graves

Los cámaras y los fotógrafos sólo fueron autorizados a recoger el momento en el que bajaban del avión los heridos menos graves a resultas de ese incidente y la excusa de los mandos fue que el Pentágono quiere respetar al máximo la privacidad de las familias. Esta sensibilidad, no obstante, es muy reciente, dado que durante la campaña militar en Afganistán no hubo ninguna restricción para documentar el regreso a casa de los muertos en combate. La Casa Blanca está preocupada por el impacto que estas imágenes pueden tener para la política del presidente, George W. Bush, en Irak a un año de las elecciones en las que se jugará la reelección.

En esta estrategia se enmarca también la decisión de que el presidente no haya hecho menciones específicas a los ataques más graves sufridos por sus tropas y se limite a expresar, de manera vaga y general, sus condolencias a las familias de los muertos. La inquietud es lógica, porque en la primera semana de noviembre 35 soldados estadounidenses han muerto en episodios de violencia en Irak, lo que supone una quinta parte de los 153 fallecidos en el último medio año. La última víctima mortal perdió la vida al estallar una bomba al paso de un convoy de la Primera División Acorazada en el barrio Al Wahda de Bagdad hacia las 19.45 hora local (las 17.45 de ayer en España). Otro soldado ha resultado herido.

El féretro de Hieronim Kupczyk, el primer muerto polaco en Irak, a su llegada a su ciudad natal, Szczecin.
El féretro de Hieronim Kupczyk, el primer muerto polaco en Irak, a su llegada a su ciudad natal, Szczecin.AP

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