Un estudio muestra que el 44% de los jóvenes de Madrid de 15 y 16 años se emborracha una vez al mes

Un estudio realizado en 15 grandes ciudades europeas -Amsterdam, Atenas, Berlín, Bruselas, Copenague, Dublín, Helsinki, Roma, Lisboa, Londres, Lyon, Madrid, Oslo, Estocolmo y Viena- revela que los adolescentes madrileños beben mucho más que otros chavales europeos.

El informe titulado Megapoles: los jóvenes y el alcohol, muestra que dos de cada tres adolescentes madrileños de 11 a 15 años beben alcohol mensualmente y un 44% de los de 15 y 16 años "lo hacen masivamente: seis o más copas en una sola ocasión". En las ciudades europeas, estos porcentajes son entre dos y cinco veces más reducidos.

El informe, financiado por la Comisión Europea y capitaneado por las autoridades del Gran Londres, ha sido realizado por técnicos de las 15 capitales. Mezcla análisis cualitativos y cuantitativos y se basa en datos obtenidos entre 1999 y 2001.

Según sus datos, la edad media de los adolescentes madrileños que empiezan a beber, sin embargo, no es la más alta de Europa, y se sitúa en la media: entre los 13 y los 14 años. En este punto destaca la capital de Irlanda, Dublín, donde uno de cada 10 niños de 9 a 11 años ha bebido alcohol en exceso en los últimos 30 días.

El trabajo relaciona el consumo de alcohol con otros factores, como el desempleo juvenil o el precio de las bebidas alcohólicas. En Madrid, un 30% de los adolescentes de entre 16 y 19 años que quiere trabajar está en paro. Lyon, con uno de cada cuatro, es la única ciudad con una cifra comparable, mientras que en todas las demás urbes este porcentaje se sitúa entre el 2% y el 12%.

Consumir alcohol en Madrid resulta hasta un 83% más barato que en el resto de las capitales. Así, una botella de vodka costaba 7,65 euros en un supermercado de Madrid, un 60% menos que la media europea y más del 80% menos que en los países escandinavos.

Entre las recomendaciones del trabajo para prevenir el abuso juvenil de alcohol, destaca el aumento de los precios; la limitación de las horas en las que es posible comprar bebidas alcohólicas; y extender los controles de alcoholemia a los conductores.