Maragall ofrece "un nuevo catalanismo con acento extremeño, andaluz o asturiano"
El líder del PSC defiende un "patriotismo" diverso y vinculado a la calidad de vida
Pasqual Maragall ofreció ayer un "nuevo catalanismo" integrador al que puedan sumarse sin reservas los centenares de miles de ciudadanos que llegaron a Cataluña procedentes de otras zonas de España y que, a juicio del PSC, no han sido todavía reconocidos del todo por la "Cataluña oficial". Un catalanismo, dijo Maragall, también "con acento etremeño, andaluz o asturiano". El candidato subrayó que este proyecto de "patriotismo" está vinculado a la mejora de la calidad de vida.
Maragall expuso su propuesta de "nuevo catalanismo", que huye de las "esencias" y promueve la diversidad, en Santa Coloma de Gramenet (Barcelonès), una de las ciudades del cinturón rojo de Barcelona, que alberga a muchos de los ciudadanos que llegaron a Cataluña en la década de 1960 y 1970 procedentes de otras zonas de España y hoy es uno de los puntos de llegada de la nueva inmigración extracomunitaria.
El millar de personas que abarrotaban el polideportivo de Can Sisteré de Santa Coloma de Gramenet jalearon con entusiasmo también a Manuela de Madre, que fue alcaldesa de la ciudad y que ahora ocupa el segundo puesto en la lista del PSC por Barcelona. Ella misma, nacida en Huelva, es uno de los principales exponentes de la adhesión al "nuevo catalanismo" que propugnan los socialistas. Un catalanismo, proclamó Maragall, que también tiene "acento extremeño, andaluz o asturiano".
Maragall estuvo muy comedido en sus palabras, y el nacionalismo que ha gobernado en Cataluña durante 23 años apareció sólo como un negativo de su proyecto. El líder del Partit dels Socialistes (PSC) lamentó que este nuevo catalanismo integrador todavía "no se ha acabado de conseguir", por lo que éste es, en su opinión, uno de los mayores déficit del Gobierno nacionalista de Convergència i Unió.Este "nuevo catalanismo", insistió Maragall, "no es distinto del viejo, pero es más profundo, más intenso, más puesto al día y más hecho a la medida de todos". Tiene, resumió, "muchos acentos y un solo objetivo": mejorar la calidad de vida de los ciudadanos -a través de los servicios públicos- para que éstos se sientan "orgullosos" de formar parte de Cataluña. Nada tiene que ver, en cambio, con el nacionalismo que ahora gobierna en España, que tiene "tanto miedo a la diversidad que la están congelando y la acabaría matando".
Siguiendo la misma sintonía, Manuela de Madre fue todavía más explícita: dijo que la "Cataluña oficial", la de los 23 años de pujolismo, no ha reconocido suficientemente la aportación a Cataluña de los "otros catalanes", la expresión acuñada por el escritor Francesc Candel para referirse a los centenares de miles de personas que llegaron a Cataluña procedentes de otras comunidades españolas en pleno franquismo.
La ex alcaldesa de Santa Coloma recurrió para resumirlo a una frase contundente que raramente se oye en una campaña electoral de las autonómicas: "[Hasta ahora] han pesado mil veces más las murallas medievales, el empuje de la burguesía y el Onze de Setembre que el sudor obrero", subrayó.
De Madre, muy cómoda al sentirse entre los suyos, afirmó que tiene esperanza de curarse algún día la fatiga crónica que sufre -si la ciencia avanza, aclaró- y, entre aplausos, proclamó que en cambio de lo que no quiere curarse es de "ser socialista". "Cataluña debe aspirar a más, que no a Mas, que es menos", añadió haciendo un juego de palabras con el apellido del candidato de Convergència i Unió (CiU)
A esta audiencia formada mayoritariamente por estos "otros catalanes" Maragall le habló de la importancia del triunfo del PSC en Cataluña para que en España se abra el camino de la "España plural". Y citó expresamente que su eventual victoria el 16 de noviembre sería también una formidable ayuda para que el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, pueda llegar a La Moncloa.
Nuevo terreno de juego
Maragall insistió ayer en desgranar detalladamente su "programa social", que es a lo que se está dedicando día y noche durante la campaña para reforzar su imagen de ganador. El candidato socialista evita sistemáticamente el debate con Jordi Pujol -por ser éste un presidente que se va y, por tanto, tiene una buena valoración en las encuestas- y también con Artur Mas, buscando dejar claro que éste, con su apremiante búsqueda del cara a cara, ejerce más como candidato de la oposición que del Gobierno.
"Por primera vez el partido de las elecciones se está jugando en el terreno de juego de la Cataluña social y no estrictamente en el de la simbología", explica un colaborador de Maragall. Ayer, el candidato socialista dirigió sus recriminaciones a los que por "malicia" o "estulticia" tratan de llevar la campaña al terreno de "las esencias", al que "son tan aficionados los nacionalistas".
Las críticas de Maragall hacia CiU suelen incluirse siempre bajo el paraguas conjunto de "la derecha" para marcar la estrecha vinculación entre convergentes y populares en los últimos ocho años. Con este tono sosegado, el dirigente socialista aspira a reeditar e incluso mejorar lo que ya consiguió hace cuatro años: una movilización notable de su electorado propio, y al mismo tiempo a conseguir que buena parte de los electores de CiU se queden en casa o incluso voten directamente su opción de cambio tranquilo.
En 1999, Maragall ya obtuvo más votos que Jordi Pujol -aunque menos escaños- gracias a la combinación de las dos variables: aumentó los votos del PSC en 350.000 y al mismo tiempo consiguió que 200.000 electores de CiU dejaran de ir a votar al no sentir amenazados sus valores ante una eventual llegada del PSC al Gobierno. Aumentar los votos propios sin estruendo para no provocar indirectamente la movilización del adversario es el gran reto de la campaña socialista.
En esta línea, Maragall también visitó ayer el hospital Sant Joan de Déu de Martorell (Baix llobregat), donde presentó su programa de sanidad. El candidato abogó por aumentar los elementos de competencia y de "transparencia" en el sistema público para mejorar su calidad, informa Efe. Maragall propuso publicar anualmente los indicadores de los distintos centros públicos para aumentar su competitividad y eficiencia.
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