Aznar augura en Tarragona que con el trasvase el delta del Ebro "quedará mejor de lo que estaba"
Colectivos globalizadores y pacifistas organizan una cena paralela a la de la patronal
El presidente del Gobierno, José María Aznar, aprovechó ayer un acto con empresarios en Tarragona, que con su discurso transformó en electoral, para defender las bondades del Plan Hidrológico. "Soy muy consciente de que aquí despierta recelos, pero tenéis que defenderlo porque es un plan de solidaridad que beneficia a todos y no perjudica a nadie", aseguró. Tras algunos tímidos aplausos, los más cortos de toda su alocución, insistió: "El delta del Ebro va a quedar mejor de como estaba gracias a las inversiones. Además, no saldrá una gota de agua si no se supera el umbral mínimo establecido", dijo pidiendo a los asistentes que le creyeran.
Fue una demostración de fuerza. La cúpula del empresariado de Tarragona, 1.400 personas, se vistió de gala y pagó 45 euros por cabeza para escuchar al presidente del Gobierno y ex líder del PP, cuarto partido en Cataluña, según las encuestas. Además el escenario se prestaba, pese al frío, a la grandilocuencia. La cena, dispuesta como la de una gran boda, se organizó en la plaza de toros de Tarragona, que tiene el ruedo más grande de España, cubierta para la ocasión con una espectacular carpa de circo. La convocatoria era la quinta edición de la Noche del Empresario, organizada por la Cepta, la patronal de la provincia.
Tarragona es la única ciudad de Cataluña donde el PP tiene presencia en el gobierno del Ayuntamiento. Aunque el alcalde, Joan Miquel Nadal, es de CiU, necesita la ayuda del PP para gobernar. Ayer Nadal aprovechó que tenía delante al presidente para presentarle en público todas sus demandas.El alcalde de Tarragona exigió a Aznar que se preocupe por la difícil situación de la planta que Altadis -la antigua Tabacalera- tiene en la provincia. Le solicitó que impulse en el proyecto de instalar el ITER, un centro experimental a escala europea de energía nuclear, en Tarragona. Luego le recriminó que haya pocas inversiones en carreteras, así como el escaso impulso para el proyecto del aeropuerto de Reus. También pidió ayuda para la idea de realizar la Expo 2015 en Tarragona y, sobre todo, le pidió calma para afrontar el Plan Hidrológico. "El tema no es fácil", admitió Nadal, "pero cuando hayan acabado las elecciones, nos debemos sentar para buscar una solución consensuada para las tierras del Ebro".
A todo ello respondió el presidente comprometiéndose a ponerse manos a la obra. En cuanto al proyecto de Tarragona 2015, reconoció que ya se ha comprometido con Zaragoza y Granada, pero vio "posible" hacer compatibles los tres proyectos. Fuera el ambiente era más hostil al presidente. Desde dentro de la plaza de toros eran audibles las protestas de los trabajadores de Altadis en el exterior. Al mismo tiempo, unas 400 personas de movimientos antiglobalizadores y pacifistas protestaron contra la presencia de Aznar y el acto patronal con una cena paralela.
Dentro de la plaza, en cambio, se vivía un nuevo capítulo en esa guerra que libran el PP y CiU por erigirse en representantes de los empresarios. El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, excusó su presencia en el acto a través de una carta que leyó en público un portavoz de los empresarios; Aznar, mientras, esperaba. La misiva decía que el consejero de Economía, Francesc Homs, le representaría. Pero tampoco Homs estaba en el acto con Aznar. "Esta noche era mi último contacto con el mundo empresarial de Tarragona. Siempre hemos procurado trabajar por la gente que genera riqueza. Confío en su comprensión, pero yo y CiU seguiremos haciendo todo lo posible por el empresariado", insistía la carta, que robó por un minuto el protagonismo a Aznar. Hubo unos tímidos aplausos, mucho menores de los que recibió luego el presidente del Gobierno.
En las últimas dos semanas, Aznar ha viajado tres veces a Cataluña, siempre acompañado de la ministra de Administraciones Públicas, la catalana Julia García Valdecasas. Y aún lo hará en otras dos ocasiones antes de que los catalanes acudan a las urnas, el próximo 16 de noviembre. Hasta ahora, Aznar se ha concentrado en los empresarios. Los tres encuentros, dos en Barcelona y este último en Tarragona, han tenido protagonistas similares.
El primero, en el hotel Juan Carlos I de Barcelona, organizado por el Foro Nueva Economía, Aznar lanzó un mensaje claro a la cúpula económica reunida allí, más de 500 personas, entre las que estaban los principales industriales de Cataluña. Les dijo que "no entiende" por qué hay que cambiar lo que ha ido bien, en referencia a las propuestas de reforma del Estatut. La misma idea que repitió ayer.
El PP no oculta su intención de arrancar todo el voto posible a una Convergència i Unió en claro retroceso tras la retirada como candidato de Pujol. Y la mejor manera de hacerlo, creen sus estrategas, es recordando a los empresarios lo bien que les ha ido en los últimos años con el Gobierno de Aznar en Madrid y de Pujol en Cataluña sin pedir ninguna reforma del Estatut.
La posibilidad de que Artur Mas, el candidato de CiU, gobernara con Esquerra Republicana, a la que Aznar llama "los radicales", es utilizada también para atraerse al voto que no quiere cambios bruscos, cuya máxima representación es el empresariado catalán.
Aznar también habló la semana pasada con los pequeños empresarios, otro sector en el que los nacionalistas han tenido una tradicional hegemonía que ahora pretende disputarle el PP. A ellos también les vendió el discurso de la estabilidad. Aprovechó para presentarse como el despechado de la pareja CiU-PP: "Nosotros les hemos votado los presupuestos catalanes ocho veces, ellos, sólo siete".
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