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ELECCIONES EN CATALUÑA

Pasqual Maragall abomina en Madrid de la pugna entre "separadores y separatistas"

"Ni nos vamos, ni nos vamos a ir", zanja el candidato socialista

"Ni nos vamos, ni nos vamos a ir, nos quedamos en el puesto de mando". El socialista Pasqual Maragall expuso ayer en Madrid su programa de cambio para Cataluña, que él concibe también como un primer paso para sellar las bases de una "España plural" que ponga fin a los históricos conflictos territoriales. "El cambio en Cataluña es también una oportunidad para superar la moral pesimista entre separadores y separatistas", proclamó.

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El candidato socialista a la presidencia de la Generalitat hizo ayer un gesto "premonitorio" de lo que serán las relaciones entre Cataluña y el resto de España si, como pretende, el cambio se impone en las autonómicas del 16 de noviembre y abre una nueva etapa tras 23 años de gobierno nacionalista: viajó a Madrid, en plena campaña electoral, para dialogar con periodistas e intelectuales, invitado por la Fundación Alternativas, para repetir en Madrid exactamente lo mismo que dice en Barcelona, expresarse directamente sin el filtro de la "visión aznarista" de sus palabras -que presenta al líder del PSC como un nacionalista- y subrayar que aspira a una relación "fraternal" entre Cataluña y el resto de España.

"Éste es un gesto premonitorio de la actitud de diálogo, de mano tendida, de confianza y de esperanza" que anhela para Cataluña y España. Un diálogo que, según avanzó, se iniciará al día siguiente de ser investido presidente de la Generalitat con una visita a sus homólogos de la Comunidad Valenciana y de Murcia para limar las asperezas originadas por el Plan Hidrológico Nacional (PHN).

Arropado por destacados dirigentes del PSOE -entre otros, la portavoz, Carme Chacón; el secretario de organización, José Blanco; el responsable de política autonómica, Juan Fernando López Aguilar, y el ex secretario general Joaquín Almunia-, Maragall subrayó que lo que está en juego ahora en Cataluña es también una "oportunidad" para que España "proyecte un futuro compartido" que supere la dinámica actual, en su opinión demasiado condicionada por "separadores y separatistas".

Los separadores, a su juicio, son los nacionalistas españoles que basan su política en la búsqueda del enfrentamiento. Los separatistas serían los nacionalistas -vascos o catalanes- que renuncian a implicarse en España y miran hacia un horizonte fuera del Estado. En medio, como elemento de transformación de España, pero también de renovación profunda de la voz catalana, está la propuesta del PSC, que aspira a estar "en el puente de mando" de España.

Para superar la tensa situación actual, Maragall apuesta por la reforma de la Constitución, entendida más como una puesta el día hacia nuevas realidades no previstas en 1979 -la Unión Europea, el Estado autonómico, etcétera- que como una vindicación relacionada con el nacionalismo. El "corazón" de la reforma deberá ser, a su juicio, los cambios en el Senado, en la línea del pacto de todos los socialistas españoles sellado en Santillana del Mar (Cantabria).

La reforma del Estatut que proyecta para Cataluña tiene que servir, volvió a reiterar ayer, para mejorar el sistema de financiación -sin poner en cuestión el sistema nacional de régimen común- con el fin de mejorar los servicios públicos tomando como modelo el sistema nórdico de Estado de bienestar.

La importancia de este ambicioso plan de reformas para Cataluña y España que Maragall aspira a completar antes del ecuador de la próxima legislatura supondría también en su opinión una ayuda para resolver la situación del País Vasco. De acuerdo con la visión del candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, España podría afrontar las demandas de Euskadi sin temer que Cataluña acabara exigiendo lo mismo.

Por la noche, en Vilanova i la Geltrú (Garraf), el candidato pidió un triunfo claro en las elecciones: "Necesitamos una victoria grande, tan grande como la Cataluña que queremos hacer". En su discurso dijo que la clave para que la comunidad funcione es que el triángulo formación-empresa-municipio vaya bien, y propuso que las bibliotecas públicas abran también los fines de semana.

ERC y CiU, línea de continuidad

Varios de los asistentes a la comida coloquio no ocultaron su preocupación ante la posibilidad de que un eventual gobierno de Pasqual Maragall esté condicionado por los independentistas de Esquerra Republicana (ERC). El líder socialista trató de calmar las inquietudes y recordó que el partido de Josep Lluís Carod está dispuesto incluso a incorporarse al Gobierno de España si está dirigido por la izquierda y apuesta por la España plural.

Pero al mismo tiempo, el presidente del PSC alertó de que Esquerra, que sigue firme en su equidistancia entre socialistas y convergentes, no garantiza el cambio. Es más, dibujó una "continuidad muy considerable" entre ambos partidos a través de sus máximos dirigentes: recordó que dos ex secretarios generales de ERC -Joan Hortalà y Àngel Colom- son hoy dirigentes de Convergència Democràtica (CDC) y el predecesor de Artur Mas en la secretaría general de CDC, Pere Esteve, acude a estos comicios como número tres de Esquerra por Barcelona.

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