Medio Ambiente recibió 65.600 alegaciones contrarias al trasvase
El nivel del embalse regulador de Mequinenza descenderá tres metros
La lámina de agua del embalse de Mequinenza, que actuará como almacén de garantía del trasvase del Ebro, descenderá una media de tres metros, según la declaración de impacto ambiental (DIA) del proyecto publicada ayer en el BOE. El documento, de 51 páginas, reconoce que se recibieron 65.600 alegaciones contrarias al trasvase. Para contener la penetración de la cuña salina en el delta del Ebro propone dos desembalses controlados al año.
La cuarta parte de las alegaciones al estudio de impacto ambiental del trasvase del Ebro se oponen al proyecto (65.600 frente a 177.500 positivas), según reconoce el Ministerio de Medio Ambiente en el documento que publicaba ayer el diario oficial. Del total de las alegaciones recibidas, la mayoría (242.621) correspondían a un modelo estándar. Eran repetidas.
De las 275 entidades consultadas, sólo respondieron 79, pero no consta en qué sentido lo hicieron. El ministerio admite que varias se oponen al proyecto, echan de menos una visión ecológica global de los recursos hídricos en España y advierten del posible incumplimiento de los compromisos de Kioto por la energía necesaria para impulsar los bombeos.
La DIA precisa que serán necesarios unos veinte grupos eléctricos de 1,5 millones de kilovatios de potencia distribuidos a lo largo de los 914 kilómetros de recorrido del trasvase. Sólo la quinta parte de esta energía será recuperable.
La canalización atravesará al menos 28 ríos principales y casi otras tantas ramblas habitualmente secas. Pero todos sus cauces serán sobrevolados mediante viaductos para no afectar a sus bosques de ribera y evitar el contacto con otras aguas. El documento aborda 210 condicionantes para la ejecución del proyecto. Entre los más destacados figuran los siguientes:
- Papel regulador de Mequinenza. Este embalse, junto a los de Riba-roja y Flix, está llamado a desempeñar un papel clave como almacén garante del agua a trasvasar. Aunque estará gestionado por unas normas de explotación específicas, se les asigna una capacidad para reservar 1.300 hectómetros cúbicos anuales de agua del Ebro, con lo que podría derivarse entre 950 y 1.000 hectómetros al trasvase. Eso significaría una garantía del 90% al 95% y un descenso medio anual de tres metros en el nivel de la lámina de agua del embalse, que la DIA no considera relevante.
- Contención de la cuña salina. Otro papel básico de estos embalses se asocia al sostenimiento del buen estado ecológico del delta del Ebro y a la contención de la cuña salina. Según los estudios aportados por las universidades de Cantabria y Berkeley sobre caudales ecológicos, serían necesarios dos crecidas anuales (desembalses controlados); una en primavera de 600 metros cúbicos por segundo durante 36 horas continuadas y otra de 1.200 metros cúbicos por segundo de dos días de duración entre noviembre y diciembre.
Este modelo de gestión permitiría un promedio de caudal ecológico anual entre los 84 y 143 metros cúbicos por segundo (los necesarios para hacer posible el trasvase) en el cauce del Ebro después de la toma del trasvase. Las dos descargas programadas permitirían lavar todos los restos de agua salina retenida en el delta durante las épocas en que el caudal del Ebro sea mínimo y evitará la intrusión marina. En la actualidad, cuando el caudal es inferior a los 100 metros cúbicos, la penetración del agua marina llega hasta Amposta.
Estudios realizados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) aconsejan que el caudal ecológico deberá fijarse en función de 29 indicadores sobre otros tantos parámetros a determinar en un programa tras cinco años de observación. Los indicadores medirán la calidad físico-química del agua, los sedimentos, la microbiología del placton, la calidad de la comunidad bentónica, el hábitat físico y los peces.
- Canon de 31,5 millones de euros. El ministerio no ha modificado los fundamentos del proyecto del trasvase después de las alegaciones, ni siquiera al coste de las obras y su amortización. Ese valor se traduce en un canon de 0,3 euros por cada metro cúbico de agua que se trasvase y cuyo destino será financiar compensaciones de carácter ambiental en la cuenca del Ebro. Este canon se actualizará anualmente en la Ley de Presupuestos Generales del Estado. En caso de que se alcance el volumen de trasvase previsto (1.050 hectómetros cúbicos), se ingresarán 31,5 millones de euros el primer año. Por las indicaciones recogidas en la DIA, esta partida se invertirá en programas de regeneración del delta del Ebro como el dragado de fangos y su utilización para remediar la falta de aportación de sedimientos al no producirse ya avenidas naturales. También propone el uso de residuos vegetales para la producción de turberas y la restauración del perfil marino de las salinas del delta para su regeneración natural.
- Filtros contra especies invasoras. Uno de los mayores peligros ambientales del trasvase es que con él viajen especies no deseadas como el mejillón cebra o la almeja asiática. El ministerio sostiene que las traslocaciones no tienen barreras, pero hace suyas propuestas de dos universidades madrileñas para evitarlo: utilizar en los bombeos de las tomas filtros de 1,5 milímetros de paso y una sobrepresión de 20 atmósferas. Como medida complementaria sugiere el tratamiento químico previo del agua.
- Críticas de la oposición. La secretaria de Medio Ambiente del PSOE, Cristina Narbona, considera que las 210 medidas correctoras son "un código de buena conducta". "Valdrían para cualquier otra infraestructura", añade. "La mayoría son estudios a futuro, por lo que ponen de manifiesto el aceleramiento con que se ha elaborado. Excluye las obras complementarias y deja abiertas soluciones definitivas de modo que la alternativa final puede costar hasta diez veces más cara. Por razones puramente electoralistas, el Gobierno demuestra que está empecinado en defender una obra de las que ya no se hacen en ningún país avanzado".
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