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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Prestar, más que dar

Más que de donantes, la reunión de Madrid ha sido una conferencia de prestamistas. Supera a las dos terceras partes de la colecta lo que habrá que devolver. Disponer de 33.000 millones de dólares de 2003 a 2007, tal como anunció Rato al término de la Conferencia, podría ser suficiente, sobre todo si se trata de un primer tramo. Pero 20.000 millones de este paquete saldrán de EE UU sólo si lo autoriza el Congreso, como parece probable tras esta reunión, y no serán controlados por el Fondo de la ONU y del Banco Mundial. Y del resto hay poco a fondo perdido. Las ganas de ayudar a la reconstrucción se han quedado a medias. La organización de la Conferencia ha sido buena, pero ésta es una capacidad que a España ya se le supone, al menos desde 1989, con motivo del primer Consejo Europeo organizado bajo presidencia española.

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La cifra total, opaca en sus modalidades de financiación, no alcanza el mínimo de 36.000 millones pedido por el Banco Mundial, ni el doble que se barajaba hace unas semanas. La cantidad contante y sonante en auténticas donaciones es al final de 4.000 millones. Pero además es incluso dudoso que Irak pueda absorber con provecho este dinero, vistas las dificultades de seguridad que afectan también a las inversiones. Y para que se produzcan los desembolsos, la autoridad ocupante deberá dar antes cuenta de otros 4.000 millones, de los 5.000 que le han sido transferidos, que según la ONG Christian Aid han desaparecido y que apuntan a un problema que requerirá una especial atención, como es el peligro de que la corrupción mine la reconstrucción de Irak y se apodere de parte de las ayudas.

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Pese a estas limitaciones y a que las cuentas incluyen lo ya gastado, la aprobación por unanimidad de la resolución 1.511 en el Consejo de Seguridad y el efecto anuncio del foro de Madrid han funcionado, especialmente entre los vecinos de Irak. Kuwait, invadido por Irak en 1991, aporta 1.500 millones; Arabia Saudí, otros 1.000, e Irán, 300 millones, como España. Japón pondrá 5.000 millones (un 70% en préstamos). Notables ausencias han sido las de Francia y Alemania, que se negaron a aportaciones adicionales a las de la UE, que pide, comprensiblemente, que se respeten los contratos anteriores. Francia ha hecho un guiño al mostrarse dispuesta a condonar parte de la deuda exterior iraquí, diez veces superior al resultado de la colecta de Madrid.

Aznar apostó ayer por un Irak "abierto al mundo" y con un régimen de gobierno "pluralista y democrático". No se puede estar más de acuerdo con este objetivo, aunque son lógicas las reservas sobre su viabilidad y sobre todo la velocidad con que se obtenga. Unas eventuales elecciones libres en un posible Irak abierto no tienen por qué instalar un Gobierno amistoso con unos ocupantes que se ven a sí mismos como liberadores. No es fácil que la limitada generosidad de los donantes, precedida por las armas, dé pie a a la gratitud de quienes se sienten mayoritariamente como ocupados.

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