Alquileres e hipotecas
Después de casi un año en el extranjero, llego en vísperas de elecciones autonómicas en Madrid. Me permito una breve reflexión preelectoral.
Estoy buscando una vivienda de alquiler donde cobijarme. El abuso es continuo: 2,70 euros por el periódico diario de anuncios "gratuitos"; llamadas telefónicas necesariamente a móviles; alquileres de pisos de 50-60 metros cuadrados por no menos de 700 euros mensuales (¿cuál es el salario medio nacional?, ¿y el mínimo?). Lo peor: el abuso desmedido de los o las propietarias. La última, del distrito de Retiro, me exigió dos años de aval bancario (18.000 euros); es decir, por la totalidad de la duración mínima del contrato que exigía, con una cláusula adicional por la que me obligaba a abonar el total del periodo en el supuesto de abandonar antes la vivienda. Me gustaría que las leyes también posibilitasen a los arrendadores de fuerza de trabajo imponer similares condiciones a los arrendatarios por su alquiler.
¿Para cuándo un mercado de alquileres racional y proporcional al salario medio de cada comunidad autónoma? Samuelson, el prestigioso economista norteamericano, calculó dicha proporcionalidad en el diez por ciento del salario mensual personal. ¿Por qué en eso no le hacen caso?
Yo no deseo ser propietario; tan sólo quiero disfrutar de una vivienda digna en la que vivir sin tener que esclavizarme para pagarla. ¿Cómo puede ser que hipotecas y alquileres sean de parecida cuantía? ¿Será que bancos y constructoras pertenecen o van de la mano de las mismas personas?
Ya va siendo hora de que los poderes públicos intervengan de alguna manera. Porque para los ciudadanos la democracia no supone únicamente el libre derecho a meditar y votar, sino también a vivir y a reír.
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