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Un político y empresario debilitado por una revuelta popular

Cerca de siete semanas después del estallido de la peor crisis social de los últimos 21 años de vida democrática, el presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, fue virtualmente derrotado por una revolución popular sin armas, una huelga de hambre de 750 personalidades y, probablemente, por un error de nervios que se cobró la vida de más de 70 personas. Sánchez de Lozada, uno de los empresarios mineros más ricos del país, se quedó solo ayer viernes después de que su flamante socio, la Nueva Fuerza Republicana (NFR), decidiera abandonar el Gobierno tras nueve semanas de gestión, y a pesar de que, en un intento de mantener vigente la institucionalidad del país, decidió dar su brazo a torcer y elevar una propuesta al Parlamento con los puntos que fueron exigidos en las calles desde comienzos de mes: revisión de la ley de hidrocarburos, referéndum para decidir el destino del gas y una Asamblea constituyente para cambiar las estructuras de esta nación, las más pobres de Suramérica.

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Sin embargo, el presidente, de 73 años de edad, se ha encontrado con que sus propuestas se revelaron pronto extemporáneas, volvieron a ser rechazadas, y se ha enfrentado a un cada vez más exigente reclamo para que renuncie desde todos los estratos sociales, incluida la de un grupo de intelectuales y empresarios, además de religiosos, que apoyaron la huelga de hambre de la ex Defensora del Pueblo Ana María Campero, que pidió la renuncia para evitar un baño de sangre en el país.

El principal adversario, el líder indígena cocalero Evo Morales, de 42 años, se negó a cualquier posibilidad de diálogo con el presidente y justificó su posición al señalar que las culturas quechuas y aimara "son culturas de vida, no de muerte". "No podemos hablar con quien mandó a matar a nuestros hermanos", añadió Morales, que obtuvo el segundo lugar en las elecciones celebradas el año pasado. Morales ha expresado su decidido apoyo a la sucesión constitucional después de que la mayor parte de las organizaciones laborales así lo expresaran. Sánchez de Lozada, presidente de Bolivia entre 1993 y 1997, no logró cumplir las promesas electorales de revertir la crisis económica que afecta a Bolivia. [El Pentágono envió ayer un pequeño equipo de militares a Bolivia para aconsejar a la Embajada de Estados Unidos en La Paz, según anunció anoche un responsable del Departamento de Defensa de EE UU, informa France Presse].

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