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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Escuchar el silencio

Ikebana. El ikebana es un arte floral milenario impregnado de espíritu zen. La composición que resulta produce una exquisita sensación de calma y belleza. Hanako. Hanako es una mujer que nació en Japón, vivió su juventud en Nueva Orleans y es una consumada artista del ikebana: causa admiración cómo distribuye las flores con el tallo largo bien marcado. Anna-Kazumi Stahl es escritora, hija de japonesa y norteamericano, nació en 1962 en Luisiana. Hanako es muda, sufre de agorafobia y no puede comunicarse por medio de los signos: ni gestos ni escritura. Hanako y Anna-Kazumi Stahl residen en Buenos Aires. La primera es personaje de ficción en Flores de un solo día, Anna-Kazumi Stahl es la autora de ese libro y ha creado a Hanako.

FLORES DE UN SOLO DÍA

Anna-Kazumi Stahl

Seix Barral. Barcelona, 2003

444 páginas. 21,50 euros

Este libro es la primera novela de Stahl y la ha escrito en castellano, idioma que conoce muy bien. Utiliza palabras que tienen tinte rioplatense para describir la historia de quien no habla. Luisiana y Buenos Aires son lugares comunes para las dos mujeres, y para Aimée, hija de ficción de la mujer muda, y enlace entre el lector y los ikebanas de su madre. Así lo ha pensado Stahl; luego, con lenguaje austero y detallista, hablará sin cesar a lo largo de más de cuatrocientas páginas, llegará hasta allí para desvelarnos varios secretos. Flores de un solo día tiene semejanza con el ikebana, cuyo significado parece ser "camino o sendero de las flores", pues la narración señala una vereda que conduce a sucesos que apuntan desajustes en el pasado. Ya saben, esas cosas que tiene la memoria: ir un momento a la infancia y comenzar a recibir imágenes con sus sonidos y olores, descorrer el velo que nos convierte en adultos y vislumbrar cosas que ocurrieron en ese universo de niñez y que el olvido oculta. Es precisamente ahí, en el desentrañamiento, en la resolución de porqués y en el alud de revelaciones, cuando se produce un quiebro en el claro y sencillo deslizar de la novela. La complica y revuelve un tanto atropelladamente, sin necesidad, pues de su suave decir derivan los mejores momentos. De cualquier modo, Flores de un sólo día es muy grata de leer. Curiosa, con un punto de misterio y a veces inquietante. Brilla la estupenda presencia de Hanako, la mujer callada que recorre con una sonrisa y casi de puntillas las páginas del libro, un libro donde vence el destino frente al azar. Hanako es el silencio. Y la luz. También la luz en momentos oscuros de hombres puritanos. Léanla y comprueben si están de acuerdo con lo que les digo.

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