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Reportaje:

El negocio de los claveles

Los viveros de Chipiona, Sanlúcar y Rota han logrado estar entre los principales productores de flor cortada de Europa

Cuando comenzaron a plantarse las primeras flores, en 1982, muy pocos confiaban en la viabilidad del proyecto. Hoy, los viveros de la costa Noroeste de la provincia de Cádiz, 800 hectáreas de los términos de Chipiona, Sanlúcar y Rota, son los principales centros productores de flor cortada de España y se encuentran entre los principales de Europa.

Como si de un ritual se tratase, los cultivadores acaban de comenzar una nueva campaña de recolecta, y lo hacen felicitándose por los buenos resultados. "Cada vez es más amplia la temporada. Este año esperamos que se prolongue hasta mayo", explica satisfecho Gonzalo Claver, director de la Oficina de Flor Cortada de Chipiona.

Se congratulan porque la flor dará sustento económico a miles de personas en los próximos meses. Esperan alcanzar el millón y medio de jornales. Además, en las semanas de máxima actividad, cada una de las 50 empresas del sector dará empleo a una media de 300 personas.

A lo largo de la campaña se recogerán "cientos de millones de tallos de flor", que en su mayor parte marcharán a los mercados del centro y el norte de Europa, donde las rígidas condiciones climatológicas impiden el desarrollo de algunas especies para abastecer a los mercados.

"Ésa es la clave del éxito", asegura Claver. Las tierras de la costa Noroeste de la provincia de Cádiz presentan uno de los mayores índices de horas de sol anual de toda la Unión Europea, circunstancia que las convierte en un paraíso para los productores de flor.

La mayor parte del terreno está dedicado al cultivo del clavel y el miniclavel, pero el sector es consciente de la necesidad de diversificar los cultivos. "Este año hemos crecido en el cultivo de crisantemos y lirios, que son más rentables económicamente", dice Claver.

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El cultivo de nuevas especies es todo un reto. Las flores más cotizadas exigen condiciones específicas y, por tanto, mayores niveles de especialización.

Los cultivadores no están solos en el camino. La Consejería de Agricultura desarrolla un plan estratégico de fomento del sector. Según el delegado en Cádiz, Juan Antonio Blanco, el objetivo es "renovar la infraestructura, aplicar tecnología punta y mejorar la formación de los trabajadores".

La Junta ha concedido a los productores, en el último año, ayudas que ascienden a 1,5 millones de euros. Con esa aportación se pretenden "superar las actuales carencias, las referidas a invernaderos, sistemas de climatización y de conservación, y la creación de sistemas de conducción de gas como recurso energético", explica Blanco.

La venta de flores es un mercado en crecimiento. Recientemente se ha incorporado la emergente zona de comercio de los países del Este, en la que se espera encontrar un importante mercado. "Estas navidades se comercializarán flores de Cádiz en los cinco continentes", asegura Claver.

Para mejorar los canales de venta, la Junta prepara la creación de un observatorio de mercado que, según Blanco, "deberá decir dónde están los potenciales compradores". El observatorio, una vez en marcha, informará de manera "ágil sobre la evolución de los precios en los mercados internacionales o el estado de las producciones de otras zonas competidoras".

La flor cortada tiene su propia feria internacional. En Chipiona se celebra anualmente la principal de todo el país. La 18ª edición de Florasur se desarrollará entre el 15 y el 18 de enero de 2004. Esos días, el sector presentará sus novedades y se cerrarán operaciones de venta a gran escala con distribuidores nacionales y, sobre todo, internacionales.

Pero el sector avanza también en otras direcciones. El parque temático de la flor, un proyecto que madura el Ayuntamiento de Chipiona, espera servir, al mismo tiempo, de reclamo turístico y de plataforma de promoción del producto. "Con ello", dice la alcaldesa de Chipiona, la socialista Dolores Reyes, "atenderemos la demanda de un turismo singular que se interesa aquí por la producción de flor".

De hecho, algunas de las plantaciones permiten ya el acceso a turistas interesados por los sistemas de cultivos empleados. Ese interés está más que justificado. "El nuestro es un material fácil de vender", concluye Claver, "las flores dicen muchas cosas y lo hacen en un idioma universal".

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