Irak no quiere turcos
La decisión de Ankara de enviar 10.000 soldados turcos para contribuir a la estabilización de Irak no puede sino complicar las cosas, e incluso generar más inestabilidad. El Parlamento turco, en una nada transparente sesión a puerta cerrada y en contra de su opinión pública, aprobó ayer por clara mayoría la petición de su Gobierno. Pero, en Bagdad, el Consejo de Gobierno Provisional iraquí, que no tiene carácter decisorio, rechazó por unanimidad la llegada de soldados de Turquía o de cualquier otro país vecino, temeroso de que Irak sea objetivo de un nuevo gran juego geopolítico entre las potencias de la zona y EE UU.
Tan desesperada está la Administración de Bush por encontrar soldados de otros países, especialmente musulmanes, para pacificar o estabilizar Irak que la decisión turca parece llovida del cielo, aunque le vaya a costar a Washington 8.500 millones de dólares en créditos a Turquía. Pero puede ser un inmenso error, dados los intereses turcos por evitar el surgimiento no ya de un Estado independiente kurdo si se quebrara Irak, sino incluso de una entidad kurda autónoma en una federación iraquí. En realidad, tras 12 años de existencia autónoma bajo supervisión internacional, los kurdos iraquíes se han acostumbrado a un grado de autonomía que les hace incluso reacios a reunificarse con el resto del Irak post-Sadam.
Turquía ya tiene algunas tropas patrullando en el Kurdistán iraquí desde hace años. Los 10.000 nuevos soldados irían, en principio, a la región central, una zona predominantemente suní. Ankara intenta así controlar la evolución de Irak y recomponer los platos rotos con Washington después de que su Parlamento rechazara en marzo la petición del Gobierno islamista moderado de Erdogan para permitir el paso de tropas norteamericanas a través de Turquía con el fin de abrir un frente en el norte de Irak. Entretanto, EE UU y Turquía también han llegado a un acuerdo para erradicar al PKK, el grupo independista kurdo en Irak, clasificado como terrorista por ambos países.
No sólo los iraquíes se oponen a la llegada de este importante destacamento otomano, sino también, a juzgar por diversos sondeos, la clara mayoría de los turcos, reacios a que un país musulmán mande tropas a otro territorio islámico, más aún cuando EE UU sigue sin conseguir una resolución del Consejo de Seguridad que legitime la presencia de una fuerza multinacional y, por tanto, de esos soldados turcos.
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