Interior desmantela el campamento de Médicos sin Fronteras en Ceuta
Los 350 inmigrantes han sido realojados en el CETI, que supera en un 33% su capacidad
Más de dos semanas ha tardado la Delegación del Gobierno de Ceuta en ejecutar la orden de desalojo que pesaba sobre el campamento de inmigrantes de Médicos sin Fronteras. Ayer por la mañana fue desmantelado sin incidentes por agentes de la Guardia Civil. Los 350 inmigrantes fueron trasladados al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), que hoy será visitado por la relatora especial de la ONU sobre los Derechos Humanos, Gabriela Rodríguez Pizarro.
Esta operación especial fue anticipada días atrás por el delegado, Luis Vicente Moro, que sugirió como única alternativa al asentamiento de la ONG, que ocupaba desde julio una pista de entrenamiento militar, el ingreso en el CETI de los subsaharianos, magrebíes y asiáticos que malvivían en el monte. Y eso ocurrió ayer.
La operación policial comenzó a las ocho de la mañana, cuando expiró un requerimiento judicial interpuesto por la Comandancia General por la ocupación de suelo militar. A esa hora, y mientras dormían tanto inmigrantes como los seis voluntarios de MSF, un cordón policial rodeó las 37 tiendas de campaña y se ordenó a sus ocupantes que recogieran sus enseres.
Todos los accesos a la explanada del Jaral, a 50 metros del CETI, quedaron cerrados y tan sólo se permitió la llegada de las brigadas de limpieza y a efectivos del Ejército que, con palas excavadoras, colaboraron en el derribo de las tiendas. A mediodía, la pista de entrenamiento perteneciente al Regimiento de Ingenieros número 7 quedó de nuevo en manos del Ejército, que instalará un sistema de señalización y de vigilancia permanente para evitar otra ocupación.
Los 350 inmigrantes acogidos por la ONG fueron realojados de inmediato en el CETI, aunque este recinto sólo disponía en ese momento de unas 150 plazas libres. Por este motivo, los otros 200 inmigrantes dormirán, mientras dure su estancia, en literas dobles y triples que se han colocado en las dos aulas y la biblioteca. Desde ayer, el centro de acogida de Ceuta, con 650 inmigrantes dentro, supera en 200 personas su capacidad máxima, aunque Luis Vicente Moro espera que esta situación no se prolongue durante mucho tiempo, "ya que habrá entre 80 o 90 traslados por semana a la Península". Moro reconoció que el CETI "está muy por encima de su capacidad" y que se saturarán los servicios sanitarios.
Pese a todo, la coordinadora en Ceuta de Médicos sin Fronteras, Gema Prieto, anunció que el equipo humanitario "se quedará en la ciudad" para seguir trabajando en la zona "mientras haya un sólo inmigrante". Prieto afirmó: "Nosotros calculamos que siguen entrando clandestinamente unas 70 personas a la semana. Siguen llegando todos los días y lo seguirán haciendo. Eso es lo que a nosotros nos preocupa".
Las autoridades ceutíes están igualmente preocupadas por el repunte de la inmigración en la ciudad y, aunque la Delegación asegura que 2003 ha sido el año con menos intentos de entrada clandestina en la ciudad, Luis Vicente Moro reconoció ayer que hay 3.000 inmigrantes, subsaharianos y magrebíes, esperando llegar a territorio español entre Punta Cires y el Cabo Malabata, en el norte de Marruecos. "Se trata de una bolsa muy alta de inmigrantes que nos obliga a estar en máxima alerta", añadió, "ya que o bien intentarán pasar a Ceuta o saltar directamente a la Península, que es lo que hace el 80%". Moro instó a Marruecos a "vigilar más" tanto sus fronteras como los lugares en los que comienzan las expediciones. Según la Delegación, entre 1999 y 2000 la media de entradas a Ceuta era de 12.800 inmigrantes anuales, una cifra que se ha reducido a 900 en los ocho primeros meses de este año, "lo que evidencia que el sistema operativo tiene un resultado satisfactoriamente alto".
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