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POLÍTICA | Toma de decisiones

España es una excepción en Europa en el asesoramiento científico a los Parlamentos

La necesidad de que la democracia parlamentaria cuente con mecanismos de información específicos sobre los temas científicos y tecnológicos se ha ido abriendo paso en los últimos 20 años en los países de la UE. España es una llamativa excepción que a los participantes en una jornada sobre asesoramiento científico a los Parlamentos celebrada la pasada semana en Madrid les gustaría que dejara de serlo. "No se me ocurre ningún tema importante en política que no esté relacionado directa o indirectamente con la ciencia y la tecnología" reflexionó Marcelo Sosa-Iudicissa, director de proyectos en STOA, la oficina de asesoramiento científico y tecnológico del Parlamento Europeo.

La organización de este asesoramiento es diferente según el país de que se trate, pero los responsables de siete de estas oficinas coincidieron la pasada semana en que tienen una labor difícil, muchas veces sujeta a conflictos de intereses, y que gran parte de su trabajo en la práctica se dedica a conseguir que los parlamentarios, gente muy ocupada en cualquier país, se beneficien de la información que se les suministra para poder tomar mejores decisiones políticas. La transparencia y la independencia (también económica, ya que funcionan con dinero público solamente) son los factores que citaron como imprescindibles para realizar esta labor.

Holanda y Dinamarca estudian la repercusión del cambio climático sobre sus costas

Miguel Ángel Quintanilla, el senador que protagonizó en 1989 un intento formal de crear una oficina de asesoramiento en España recordó que, aunque se presupone el consenso sobre su necesidad "no está en la agenda política" Luis Sanz, de la Unidad de Políticas Comparadas (CSIC), organizador de la reunión, comentó que en el Senado se ha aprobado este año una moción en el mismo sentido, impulsada por el senador por CIU Josep Varela.

En Dinamarca, al igual que en Holanda y Suiza, los órganos de asesoramiento son externos al Parlamento, debido a que esta institución no puede crear organismos en su seno. En parte por esta independencia funcional, las oficinas no se dedican únicamente a responder a las necesidades de los parlamentarios, sino que tienen un papel activo de promover en la sociedad la discusión de temas polémicos relacionados con la ciencia y la tecnología. "Los temas polémicos son los únicos sobre los que trabajamos", dijo, resaltando lo obvio, Sergio Bellucci, director de la oficina suiza. Además, algunas oficinas responden a situaciones de crisis mientras que otras no. Además, a algunas se les pide, por extensión, que analicen la política científica.

Lars Kluver, director de la oficina danesa, comentó algo menos obvio: "Nuestro cometido cambia con el tiempo. En un desarrollo tecnológico, la primera fase es de prospectiva, la segunda es de regulación, en el Parlamento, y en la tercera nuestro deber es hacer ver a las instituciones que tienen que hacer cambios para acomodarse a este desarrollo". Un ejemplo que viene inmediatamente a la mente es el del acceso a Internet, pero hay muchos otros, como la introducción de nuevas tecnologías o tratamientos en la sanidad pública.

En Dinamarca, país rodeado de agua, uno de los proyectos actuales de la oficina que dirige Kluver es el estudio de las consecuencias del aumento del nivel del mar por el cambio climático, tema que se repite en Holanda. Otro trabajo danés se centra en el riesgo de catástrofes ligadas al transporte de petróleo por aguas danesas como consecuencia del gran aumento de producción previsto en los campos petroleros rusos.

Según Jan Staman, director del Instituto Rathenau (la oficina holandesa), esta época es de transición de su institución hacia una mayor visibilidad y agresividad, aunque su visión estuvo teñida de escepticismo, ya que, para empezar, aseguró: "La ciencia no es un tema que interese en el Parlamento" y también: "A los políticos les encanta discutir sobre células madre porque no es importante, es mucho más importante lo que pasa en la agricultura, por ejemplo". Recordó asimismo: "Hace dos o tres años nos dijeron que teníamos que cambiar, que ser más explícitos respecto a los riesgos de los avances científicos y tecnológicos, especialmente en el aspecto ético, pero nunca funcionamos a gusto de todos. Ahora, para algunos parlamentarios somos demasiado agresivos y para otros demasiado poco", dijo. Staman cree en la utilidad de llevar el debate a la calle y a los medios de comunicación. "Si los ministros se quejan entonces es que lo estamos haciendo bien", comentó con una sonrisa. Un ejemplo son las sesiones judiciales sobre clonación, en las que participan abogados y jueces que celebran simulacros de juicios en los que, por ejemplo, un joven demanda a sus padres y a un médico por haber sido clonado.

En el Reino Unido y en Alemania, las oficinas forman parte del Parlamento. Sus responsables, David Cope y Leonard Hennen, comentaron que no organizan reuniones públicas. "Sin embargo, hemos sido de los primeros en realizar consultas a través de Internet para comités parlamentarios", dijo Cope. Hennen subrayó que su función es muy amplia, desde proporcionar información básica a los parlamentarios hasta la legitimación de las decisiones políticas, pasando por la filtración de las opciones políticas que éstos manejan.

Sobre la jornada sobrevoló el recuerdo de la extinta Oficina de Asesoramiento Tecnológico (OTA) de EE UU, modelo reconocido de las europeas, que fue cerrada por el Congreso en 1996.

Miguel Ángel Quintanilla conversa con Lars Kluver, Leonard Hennen y Jan Staman, de izquierda a derecha.
Miguel Ángel Quintanilla conversa con Lars Kluver, Leonard Hennen y Jan Staman, de izquierda a derecha.ULY MARTÍN

Chicle, golosinas y control aéreo

Un estudio sobre las posibilidades de que el chicle deje de tener la fastidiosa cualidad de pegarse a las suelas de los zapatos es un ejemplo de los trabajos que ha hecho a lo largo de su vida la Oficina Parlamentaria de Ciencia y Tecnología del Reino Unido (POST). Una anécdota que se explica, según su director, porque al viceprimer ministro británico de la época le llegó la gran preocupación ciudadana por este problema de la vida urbana, área de su competencia. Sin embargo, el director de POST se encuentra ahora mismo inmerso en un tema todavía más complicado, las características técnicas del programa nuclear iraní, de forma que los parlamentarios británicos puedan saber, cuando visiten el país, si el Gobierno de Irán tiene pensado hacer algo más que centrales nucleares para uso civil.

En STOA, la oficina del mismo tipo que mantiene el Parlamento Europeo, también se tratan temas puntuales de consumo al lado de otros mucho más amplios, pero algunos de los primeros resultan muy polémicos porque tocan grandes intereses económicos. Un informe sobre determinadas golosinas potencialmente peligrosas para los niños más pequeños llevó a algunos de los expertos que trabajaban en él a sentirse personalmente en peligro, comentó un miembro de la oficina. Entre los proyectos que ha llevado a cabo STOA hay algunos que saltaron a la fama, como el de la red de espionaje electrónico estadounidense Echelon. También hizo el relativo a cómo mejorar el control del trafico aéreo civil y militar en Europa, un tema que preocupa.

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