Por qué los suecos dijeron 'no' al euro
El fuerte desapego a la élite política desde las zonas rurales y el temor a perder la estabilidad inclinaron la balanza
El primer ministro sueco, el socialdemócrata Göran Persson, ha vivido probablemente la peor semana de su larga carrera política. El jueves perdió a su amiga, colaboradora y heredera política, Anna Lindh, y el domingo sufrió una derrota sin paliativos con el rotundo rechazo de los suecos al euro. Persson, que tendrá que encarar previsiblemente una crisis de Gobierno en las próximas semanas -cuatro miembros de su Gabinete se manifestaron públicamente en contra de la moneda única-, hizo ayer una lectura positiva de la derrota. "Es un alivio que haya sido tan clara. Un resultado muy justo nos hubiera colocado en una crisis política más o menos permanente", dijo Persson. La corona sueca se depreció ayer ligeramente, cambiándose a 9,19 por euro en lugar de las 9,11 de días atrás.
El líder socialdemócrata reconoció ayer que el resultado del referéndum (56,1% en contra y 41,8% a favor del euro) era mucho peor del esperado e insistió en achacarlo al momento elegido para convocar la consulta, justo cuando la economía sueca crece y la de los países centrales de la eurozona está en recesión. El líder socialdemócrata también criticó a sus compañeros de aventura -los partidos de la derecha y los empresarios- y los llamó "malos perdedores". "Lo que más me molesta es que los otros partidos del sí no asuman su responsabilidad y echen toda la culpa de la derrota a los socialdemócratas", afirmó.
El resultado de la consulta refleja, según el comentario unánime de los analistas suecos, una insatisfacción profunda del público hacia su clase política. El diario sensacionalista Aftonbladet titulaba ayer a toda plana "Victoria del pueblo sobre el poder" y el Dagens Nyheter, el periódico de mayor circulación de Suecia, decía en su primera página: "Serio revés para la élite del poder".
Los vencedores, un grupo heterogéneo que va desde la derecha a la izquierda, han arrasado en todas las regiones de Suecia, con proporciones del 70% en algunas provincias del norte del país. El sí sólo ha ganado en Estocolmo y Escania (la región de Malmö), las dos zonas más ricas y cosmopolitas. También, según los sondeos a pie de urna, ha sido decisivo el voto de las mujeres, mayoritariamente contrarias al euro. El portavoz del Partido de los Verdes, Meter Eriksson, explicó así su triunfo: "Teníamos los mejores argumentos, eso era un hecho. La gente se ha tomado sus temores sobre la democracia y la independencia suecas muy en serio". Por su parte, Jonas Sjöstedt, líder de la campaña del Partido de la Izquierda (comunista hasta 1990), explicaba así la victoria: "Los del sí trataban de vender el euro como estabilidad y crecimiento en un momento en el que el crecimiento es regresivo y el Pacto de Estabilidad se está viniendo abajo". Pero tan cierto es el éxito de los ganadores como el hecho de que son los perdedores los que van a seguir gobernando Suecia.Entretanto, la que parecía apuntarse también al no era la policía sueca. "No", "sin comentarios" y "no puedo comentar eso" fueron las frases más repetidas ayer por los responsables policiales durante la rueda de prensa convocada para informar del curso de las investigaciones del asesinato de Anna Lindh. No ofrecieron muchas novedades. Se sigue analizando la correspondencia de la ministra, hay que esperar los resultados de los análisis de laboratorio de las pruebas reunidas, se han hecho detenciones pero se les ha puesto en libertad, hay unas 2.000 personas trabajando en el caso entre policías, forenses y asistentes sociales...
En cuanto a la pregunta del millón, si el hombre cuya fotografía ha dado la vuelta al mundo es un testigo más o el asesino, la portavoz de la policía se limitó a contestar: "Es el único de los que estaba en la escena del crimen con quien aún no hemos hablado". Y reiteró que ni está de momento identificado.
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