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Israel ordena preparar la deportación de Arafat

El presidente palestino afirma ante miles de personas en Ramala que no se marchará

El Gabinete de seguridad israelí, presidido por el primer ministro, Ariel Sharon, decidió ayer por ocho votos a favor y tres en contra expulsar "en principio" al presidente Yasir Arafat de los territorios palestinos, como represalia de los últimos atentados suicidas perpetrados en Jerusalén y Tel Aviv, que se saldaron con 15 muertos. Sin embargo, el Gabinete dejó en suspenso la ejecución de la resolución, como consecuencia de las presiones de Estados Unidos, aunque alegó razones técnicas. EE UU, por enésima vez en los últimos meses, ha logrado salvar a este anciano líder de 74 años. Sobre Arafat gravita desde ayer la tercera expulsión de su vida, tras las llevadas a término, en las décadas de los años setenta y ochenta, de Jordania y Líbano.

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El Gabinete de seguridad israelí, lejos de reconocer las presiones de EE UU, aseguraba haber dejado en suspenso la expulsión de Arafat en espera de que el Ejército elabore un plan para llevarla a cabo. La medida podría afectar además a un buen número de sus más estrechos colaboradores, como en reiteradas ocasiones se ha anunciado oficiosamente. En un escueto comunicado del Gabinete, se declaraba a Arafat "deportable", se aseguraba que es "un obstáculo para la paz" y se anunciaba la intención del Ejecutivo israelí de "deshacerse de este obstáculo", aunque no se especifican los medios.

Numerosos dirigentes políticos palestinos clamaron ayer en voz alta contra la resolución de expulsar a Arafat. El principal consejero de la presidencia, Nabil Abu Rudeina, pidió la solidaridad de todos los países, en particular de EE UU, "para poner fin a las amenazas israelíes, si se desea la seguridad, la paz y la calma en la región", y aseguró que Israel pagará un "precio muy caro" si se realiza la expulsión. Otro de los consejeros de Arafat, Ahmad Abdel Rahman, alertó sobre las "consecuencias catastróficas, que conducirían la región al borde del abismo". Miles de palestinos se concentraron en la noche de ayer en la Mukata, en Ramala, para proteger a su presidente, que se dirigió a ellos para decirles: "Nadie me cazará". "Pueden matarme con sus bombas, pero no me marcharé", afirmó.

Decisiones independientes

"Estamos ahora en una situación tal, que si pedimos permiso [a Washington] será imposible conseguirlo. Pero en ciertas ocasiones hay situaciones en las que tienes que tomar decisiones independientemente de las influencias externas", aseguró el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Silvan Shalom. Shalon desveló así la posición unánime y decidida de los miembros del Gabinete, que reclamaban, como la mayoría de la población israelí, la expulsión de Arafat sin más dilación, al considerarlo el responsable de los ataques suicidas.

El ministro de Justicia, Yosi Lapid, que hasta ahora se había opuesto a la expulsión de Arafat, porque podría ser perjudicial para la pacificación de los territorios palestinos, refrendó las palabras de Shalom. Lapid abogó por desencadenar una "operación militar importante en la franja de Gaza", aunque descartó la posibilidad de ocupar la región. "Nuestro enemigo es Hamás", recalcó el ministro.

Horas antes de que el Gabinete de seguridad debatiera la expulsión, los blindados del Ejército israelí y las tropas cercaron el cuartel general de Arafat en Ramala, y tomaron una de las sedes del Ministerio de Cultura, cercana a la Mukata, desde cuyas terrazas se domina la totalidad de las dependencias de la presidencia. El cerco fue reforzado a lo largo del día con un dispositivo extraordinario, que impedía a los ciudadanos salir de la ciudad de Ramala, y convirtió en un suplicio el acceso a la capital de la Cisjordania palestina.

El debate israelí sobre el futuro de Arafat dejo ayer en un segundo plano la problemática interna palestina, y los esfuerzos del futuro primer ministro, Ahmed Qurei, conocido como Abu Alá, por poner en pie un gabinete de urgencia o de Salvación Nacional, para solventar la crisis surgida tras la dimisión de Abu Mazen. La votación del gabinete y la investidura del primer ministro, prevista para ayer a las 11 de la mañana, se vio aplazada para el próximo domingo, a causa de una discusión sobre el control de las fuerzas de seguridad. A medio camino, entre las exigencias internacionales, los palestinos decidieron ayer crear un Consejo de Seguridad Nacional, que aglutinará todas las fuerzas y que estará dirigida por no menos de una docena de personalidades, por encima de las cuales se ha asentado el propio Arafat.

Arafat saluda a sus seguidores, concentrados alrededor de su cuartel general en Ramala.
Arafat saluda a sus seguidores, concentrados alrededor de su cuartel general en Ramala.ASSOCIATED PRESS
El presidente palestino, Yasir Arafat, y el futuro primer ministro, Ahmed Qurei, ayer en Ramala.
El presidente palestino, Yasir Arafat, y el futuro primer ministro, Ahmed Qurei, ayer en Ramala.ASSOCIATED PRESS

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