Los chiíes controlarán Interior y Petróleo en el nuevo Gobierno iraquí
El ministro de Exteriores será kurdo y la minoría suní obtiene la cartera de Finanzas
El primer Ejecutivo iraquí de la era pos-Sadam refleja un pacto entre las diferentes comunidades étnicas y religiosas del país. Con 25 ministros, el mismo número que miembros del Consejo de Gobierno, el nuevo Gabinete permanecerá en funciones hasta las primeras elecciones, previstas antes de que concluya 2004. Las principales carteras, Petróleo e Interior, están en manos de chiíes. El titular de Exteriores es kurdo. Y la minoría suní obtiene Finanzas.
Para el Ministerio de Petróleo, el Consejo ha elegido a Ibrahim Mohamed al Ulum, hijo del ayatolá Mohamed Báher al Ulum, el miembro del Consejo que dimitió el sábado en protesta por la falta de seguridad que hizo posible el atentado contra el también ayatolá Mohamed Baquer al Hakim. Ibrahim es un hombre poco conocido, pero su familia es muy respetada. Interior ha ido a parar a Nuri Badrán, un hombre del Acuerdo Nacional Iraquí, una de las organizaciones políticas nacidas en el exilio con patrocinio de EE UU.
Después de semanas de negociaciones, el Consejo de Gobierno que Estados Unidos designó el pasado julio anunció finalmente ayer la composición del Gabinete: 13 chiíes, 5 árabes suníes, 5 kurdos (también suníes), 1 cristiano y 1 turcomano. El Consejo ha sido incapaz de despegarse de las afiliaciones étnicas y religiosas a la hora de nombrar a los ministros. Ante las dificultades para consensuar un Ejecutivo de tecnócratas que dirija el proceso de transición, los integrantes del Consejo optaron por designar a un ministro cada uno.
No se acabaron ahí los problemas. Suníes y chiíes, dos ramas distintas del islam, han sido incapaces de ponerse de acuerdo en un nombre para la cartera de Asuntos Religiosos que, en consecuencia, ha quedado abolida. También ha desaparecido, por razones obvias, la de Industrialización Militar. De antemano, el administrador civil estadounidense para Irak, Paul Bremer, suprimió en junio los ministerios de Información y Defensa. Así que para alcanzar la cifra de 25 ha habido que crear otros como Derechos Humanos, Medio Ambiente, Emigración, Tecnología, Obras Públicas (el único que ha ido a parar a una mujer) y Juventud y Deportes.
"El Consejo ha encontrado los mismos problemas que tuvo EE UU para designar a sus integrantes", explicaba ayer, casi a la misma hora en que se anunciaba el Gabinete, el general español Luis Feliú, de la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA). "La estructura de la sociedad iraquí es complicada: multiétnica, multirreligiosa, con gran residuo aún de organizaciones tribales", añadía, "y todos los grupos se consideran con derecho a participar y a estar representados, cosa que no es fácil".
En realidad, la coordinación de los 25 miembros ya se ha probado complicada. El Consejo afrontó dificultades a la hora de establecer una presidencia y, como en el caso de los ministros, tuvo que llegar a un pacto entre comunidades: una presidencia colegiada de nueve miembros que rotaran en el cargo mensualmente.
Ayer, al anunciar el Ejecutivo, el presidente de turno, Ibrahim Jafari, cedió también el puesto a Ahmad Chalabi, el polémico presidente del Consejo Nacional Iraquí. En cualquier caso, a nadie se le escapa que Bremer continúa siendo la máxima autoridad, por encima del Consejo y de su Gabinete. De momento, los ministros seguirán teniendo asignado un consejero estadounidense.
La tercera decisión adoptada hasta ahora por el Consejo ha sido el nombramiento de una comisión para estudiar cómo proceder a la elección de los miembros de la Asamblea Constituyente. Según los planes anunciados por Bremer, la Constitución y las primeras elecciones tienen que ser una realidad antes de que acabe el año 2004.
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