"Los bosques catalanes están en estado ruinoso"
El geógrafo Martí Boada, premio Global 500, denuncia la ausencia de gestión forestal
Cataluña quiere reflejarse en el espejo del norte hasta el punto de no aceptar su fisonomía mediterránea, lo que se traduce en una notoria dejadez en la gestión forestal , que tiene consecuencias catastróficas. Ésta es la tesis de Martí Boada, reputado geógrafo y naturalista, premio Global 500, el galardón de Ecología que anualmente entrega la ONU. Martí Boada fue rotundo ayer en la Universitat Catalana d'Estiu (UCE) que se celebra en Prada de Conflent (Francia) al afirmar que "los bosques catalanes están en un estado ruinoso".
De las 260 casas de payés que había en Arbúcies han quedado 4 en 40 años
Martí Boada, investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), cree que "Cataluña padece un complejo territorial tremendo"; que "no acepta su paisaje mediterráneo mientras idealiza los bosques nórdicos y centroeuropeos", de modo que la falta de cuidados propician los incendios que periódicamente arrasan su masa forestal y que son la "expresión de una ausencia de gestión" en este ámbito. Boada participó ayer en una jornada sobre sostenibilidad ambiental organizada por la UCE.
Otro de los principales exponentes de esta dejadez ambiental es, según Martí Boada, "el desmantelamiento del sector primario" y la desaparición de las masías agrícolas y ganaderas en el paisaje catalán. Un ejemplo: las 260 casas de payés activas que había en Arbúcies han quedado reducidas a 4 en apenas 40 años. En ese mismo periodo en el Montseny han desaparecido más de 700 masías. Para cuidar adecuadamente el campo y los bosques, según Martí Boada, "por cada payés que se va, se debería poner un funcionario".
En un imaginario colectivo donde prima la visión de la tierra y la figura del payés, Boada denuncia que las administraciones han dado la espalda al campo, "que España no cuida como hacen Suecia, Finlandia o Canadá". A esta falta de atención y paulatino despoblamiento rural se suma "la presión del mito urbano de que el bosque es intocable" en cuanto a gestión forestal se refiere, mientras paradójicamente "se admite generosamente que se construyan chalets suizos o de estilo andaluz en cualquier parte boscosa".
Ayer declaró envidiar el crecimiento integrado de las zonas rurales de Francia -notorias hasta el dolor con sólo cruzar la frontera, dijo-; "mientras en Cataluña hemos hecho algo sin precedentes: desde tiempos de la dictadura se deja construir generosamente dentro del bosque mediterráneo".
Así, al grave problema ecológico que presentan los incendios, se suma, cada vez que se producen, "un problema social, porque hay que evacuar a miles de personas, muchas de las cuales se enfrentan con los Mossos d'Esquadra porque quieren salvar sus ahorros, que son la casa que han construido en la urbanización".
Otro indicio de la dejadez de los campos y bosques catalanes por parte de las administraciones es que los trabajadores forestales son considerados "calderilla social", según este científico, que participó ayer en unas jornadas sobre sostenibilidad ambiental celebradas en la Universitat Catalana d'Estiu (UCE) en Prada de Conflent, en el sur de Francia.
Para reconducir la política de prevención de incendios en Cataluña, este investigador cree que es del todo necesaria una utilización racional del bosque y el campo, y alertó de que, si no hay cambios en este sentido, se deberá "cerrar la barraca", en alusión a las consecuencias ecológicas que puede traer la actual política forestal y medioambiental.
Respecto al debate sobre un posible cambio climático a nivel mundial, Boada opinó que es una discusión sin respuesta categórica, mientras que "el problema del calentamiento global de la Tierra es un hecho comprobado". El naturista, que subrayó que las temperaturas de la última década son las más altas de los últimos 1.000 años, advirtió de que "hacer una pedagogía no alarmante puede llegar a diluir el problema", y aseveró, parafraseando a un conocido meteorólogo inglés, que "las verdaderas armas de destrucción masiva son el no cumplimiento de los protocolos de Kioto".
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