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Rajoy y Zapatero se reunieron en secreto para debatir la respuesta al 'plan Ibarretxe'

El líder socialista y el vicepresidente primero dialogaron sobre el proyecto soberanista el pasado 30 de julio

Luis R. Aizpeolea

El vicepresidente primero, Mariano Rajoy, y el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, han abierto el diálogo contra el plan soberanista del lehendakari Ibarretxe. Lo hicieron en un almuerzo de dos horas, celebrado en un restaurante madrileño el 30 de julio y mantenido hasta ahora en secreto, a iniciativa de Rajoy. La reunión, plagada de desacuerdos, sirvió para que Moncloa y el líder de la oposición retomaran el hilo roto desde el fracasado encuentro del 2 de febrero, en el que José María Aznar no logró implicar a Zapatero en la política del Gobierno sobre Irak.

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Los acuerdos entre Rajoy y Zapatero se limitaron a dos puntos: el rechazo al plan Ibarretxe por su "contenido anticonstitucional" y por "romper el consenso de la sociedad vasca en torno al Estatuto" y el mantenimiento del diálogo sobre su respuesta cuando se conozca la propuesta definitiva del lehendakari. Rajoy pretendió convencer a Zapatero de que Gobierno y PSOE respondieran conjuntamente, como sucede con la lucha contra el terrorismo, "como se ha hecho siempre", en palabras del vicepresidente. Pero Zapatero se negó en redondo y le replicó que el PSOE tiene su propio discurso sobre el rechazo al soberanismo nacionalista.

Tras constatar la imposibilidad de un frente común con el PSOE, Rajoy se resignó a esperar a que Ibarretxe materialice su plan, previsto para la última semana de septiembre, para retomar el diálogo con Zapatero y analizar la respuesta adecuada. "Es prematuro pronunciarse sobre la respuesta adecuada a dar al plan Ibarretxe porque aún no ha presentado un texto definitivo. Sólo conocemos borradores", dijo ayer Zapatero a EL PAÏS. A su vez, en declaraciones a Europa Press insistió: "El PSOE no va a hacer un frente común [con el Gobierno]. Comparte el rechazo al plan Ibarretxe. Y por supuesto que vamos a dialogar si se presenta el plan en el Parlamento, tanto con el PP como con el PNV, para decirle a la cara que se equivoca".

Zapatero precisa que su diferencia con el Gobierno en su rechazo al plan Ibarretxe no es de contenido sino de estilo. "Más allá del rechazo, la diferencia entre el PSOE y el PP es que nosotros se lo decimos a la cara al PNV en un tono de diálogo y no de crispación", dijo Zapatero, que no descarta una reunión con Ibarretxe para "decirle de tú a tú lo que pensamos de su plan".

La segunda parte de la reunión del 30 de julio, más breve y dedicada al anunciado proyecto de Zapatero de reforma de los estatutos de autonomía, estuvo plagada de reproches y desacuerdos. Zapatero aprovechó la oportunidad para echar en cara a Rajoy la principal preocupación del PSOE en sus relaciones con el Gobierno: "La utilización partidista que Aznar hace de los problemas territoriales del Estado que obstaculiza el diálogo entre el Gobierno y el PSOE y perjudica la cohesión entre las comunidades autónomas", según dijo Zapatero ayer a EL PAÍS.

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Rajoy reprochó, a su vez, a Zapatero su proyecto de reforma de los estatutos de autonomía, cuyo eje principal es la reforma del Senado para convertirlo en Cámara territorial. Según fuentes de la vicepresidencia, Rajoy recordó a Zapatero que todo el desarrollo autonómico en España -la puesta en marcha del Estado de las autonomías en los años ochenta y las reformas de los años 1992 y 1996 para ampliar las competencias de las autonomías- se había hecho por consenso y le reprochó la "unilateralidad" de su proyecto de reforma de los estatutos que atribuyó a "la necesidad del PSOE de dar cobertura al candidato del PSC a la Generalitat, Pascual Maragall". Su conclusión fue el rechazo total a la pretensión reformista del PSOE en la estructura territorial del Estado

Por su parte, Zapatero recordó a Rajoy que la propuesta reformista del PSOE se encuadra dentro de la Constitución y que su eje principal, la reforma del Senado, estaba desde hace muchos años en los programas socialistas e incluso en el programa con el que el PP se presentó a las elecciones de 1996. Tras confirmarle que esa reforma es "irrenunciable" para el PSOE le insistió en la necesidad de mantener el diálogo sobre esta cuestión, pese al desacuerdo del Gobierno. Como ejemplo se comprometió a enviar prioritariamente al Ejecutivo el texto de la reforma de los estatutos una vez redactado, lo que sucederá a fines de este mes.

Zapatero, ayer, en declaraciones a Europa Press dijo sobre la reforma de los estatutos: "Lo que el PSOE quiere es, 25 años después de la Constitución, mejorar el funcionamiento de la España de las autonomías, con más participación y diálogo".

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