Un millón de ñúes galopando en la sabana

Los cocodrilos de Kirawira -conocidos por su enorme tamaño, más de siete metros- llevan un año esperando. Y los del río Mara también. Pero merecía la pena. La gran manada -la mayor de las últimas décadas- se ha puesto en marcha, y es el momento de la grande bouffe: hasta finales de octubre, durante la estación seca, más de un millón de ñúes y cerca de 800.000 cebras y gacelas se pondrán al alcance de sus fauces cuando intenten vadear el Mara y sus afluentes en busca de los pastos frescos de Kenia. En el festín, donde cada año son devorados unos 100.000 animales, también participan hordas de leones y hienas que acechan a los rebaños de herbívoros durante su dramático viaje, de casi 2.000 kilómetros, desde las llanuras del Serengueti (Tanzania). Los supervivientes emprenderán el regreso en noviembre, al comienzo de la estación de las lluvias, para aparearse. Y vuelta a empezar.

Un safari único. El aumento de la población de herbívoros en Tanzania y la abundancia de pastos en las llanuras de Kenia han desencadenado la mayor estampida de las últimas décadas.

MICHOACÁN Y BAJA (México)

La gran migración de las llanuras africanas es uno de los desfiles más bellos y salvajes del reino animal, pero no el único: todos los años, a comienzos de otoño, millones de mariposas Monarca (Danaus plexippsus), de vistosas alas color naranja y negro, llegan a las montañas del Estado mexicano de Michoacán después de atravesar 5.000 kilómetros desde Canadá, y en enero, miles de ballenas grises llegan desde Alaska hasta las lagunas someras de Baja California, en México, para alumbrar a sus crías tras recorrer más de 20.000 kilómetros.

Ballenas y mariposas

Aislamiento, en biología, es casi siempre sinónimo de especies únicas, extrañas y maravillosas. Así ocurre con las 13 islas, 17 islotes y 47 rocas de Galápagos, un archipiélago volcánico a 1.000 kilómetros frente a las costas de Ecuador, habitado por tortugas gigantes, iguanas, leones marinos, pingüinos y miles de aves. Charles Darwin lo visitó en 1831, durante su viaje a bordo del Beagle, y encontró en su riqueza y variedad de especies -adaptadas a las condiciones particulares de cada isla- las bases de su teoría de la evolución.

GALÁPAGOS (Ecuador)

Otro buen ejemplo son los tepuyes -fantásticas formaciones geológicas, entre las más antiguas del planeta- del parque nacional Canaima, en Venezuela. En 1884, los naturalistas británicos Everhard Im Thurn y Harry Perkins consiguieron llegar a la cima de una de estas mesetas rocosas -el monte Roraima, de 2.810 metros-, donde descubrieron animales y plantas desconocidos hasta entonces, resultado de millones de años de confinamiento. Sus informes inspiraron a Arthur Connan Doyle su novela Un mundo perdido, donde el escritor británico recrea la cumbre del Roraima llenándola de dinosaurios, pterodáctilos y otros monstruos antediluvianos.

Las islas de Darwin

A otro escritor de novelas de misterio, el británico Edgar Wallace, se debe la paternidad de uno de los monstruos más entrañables del cine fantástico: el gigantesco, melancólico gorila King-Kong. Aunque la maravillosa película que Ernest B. Schoedsack y Merian C. Cooper realizaron en 1933 sitúa su hogar en la remota e imaginaria Skull Island (la isla de la Calavera), el hábitat de los auténticos gorilas de montaña -más pequeños que Kong, pero no menos impresionantes- son los montes Virunga, en África Central, una cadena de volcanes que se extiende entre la República Democrática del Congo, Ruanda y Uganda.

CANAIMA (Venezuela) Los mundos perdidos