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Reportaje:LA POSGUERRA DE IRAK | El despliegue militar español

La "piel" de los españoles gusta en Diwaniya

El general Cardona se entrevista con líderes civiles y religiosos para mejorar los servicios y acabar con la inseguridad

Ramón Lobo

El cuartel de Diwaniya crece y mejora cada día: decenas de tiendas de campaña inundan las explanadas mientras que los camiones arrojan grava para enterrar el polvo y los camiones descargan decenas de contenedores. La base de Diwaniya cambia tanto que ya ni siquiera se llama RTC-5, como la bautizaron los marines de EE UU cuando tomaron la ciudad; ahora es Base España. La seguridad de acceso depende de la Legión, que ha erigido un puesto adelantado de control. Paran al visitante, le identifican y registran su vehículo educadamente. Algunos camiones se adentran en la urbe para recoger pertrechos de la All Military Base, la principal de los marines en Diwaniya. La gente les curiosea desde las aceras, saluda con la mano y sonríe. No hay hostilidad.

"Tenemos muchos lazos culturales con los españoles. Será fácil entendernos"
"La protesta es una excepción. Esto no es Basora. Sólo es el primer incidente"
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La sede del gobernador Hazim Chalan, nombrado a dedo por los estadounidenses, está protegida por civiles armados. Son policías que carecen de dinero para uniformarse, tienen la mirada hosca y portan Kaláshnikov. Chalan no gusta en Diwaniya, donde se le acusa de corrupción e ineficacia. El sábado, sus agentes abrieron fuego contra una marcha no autorizada. El vicegobernador Mohamed Muhna acusa a los manifestantes de estar manipulados por el imam rebelde de Kufa, Murtada al Sadr, e infiltrados por miembros del antiguo régimen. "Cuatro personas se bajaron de dos coches y nos dispararon desde el otro lado del canal. Los manifestantes trataron de tomar el edificio y la policía tuvo que defenderse". "Vinieron agitadores desde Faluya y Ramadi [en el triángulo sunita]. Lanzaron gritos contra el gobernador y los americanos y proclamas a favor de Sadam. Ocho policías resultaron heridos". Su capitán, Alí, le desmiente: "Fueron dos".

El sol cae hinchado de grados sobre Base España. Sopla una brisa. Los hombres y mujeres del teniente coronel José Bellostas, jefe de logística, reposan del trabajo matinal (se levantan a las cuatro de la mañana) bajo una tela verde aceituna que les sirve de sombrilla. Son las abejas, como los llama Bellostas. Allí, en espera de una ración de comida de asceta, discuten sobre esa brisa. Unos sostienen que es de fuego; otros, se afanan en ver su lado bueno. Las abejas son, junto a los 109 soldados de la unidad de ayuda al despliegue del teniente coronel Jesús María Cirujano, los responsables de preparar la base para recibir a los 795 militares que comenzarán a llegar escalonadamente a partir del día 19.

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"Estaban alterados por la escasez de luz y de queroseno . No eran más de mil. No entienden que el problema es de todo Irak, que dependemos de las centrales de Nasiriya y Musieb. La red eléctrica está arruinada en las 18 provincias", dice el vicegobernador. "Al frente de la manifestación había gente con barba y turbante y miembros del Partido Comunista de Irak y de Al Dawa [islámico que combatió a la dictadura]. Lo ocurrido es una excepción. No es Basora. Sólo es el primer incidente".

El general Alfredo Cardona, jefe de la brigada, tiene un despacho provisional en una modesta tienda de campaña. Detrás de su mesa, sobresale un repostero con el escudo español bordado y la leyenda Plus Ultra, que da nombre a la brigada. "He encargado un estudio técnico para comprobar el estado de la electricidad y saber si podemos hacer algo, pero lo que más me ha sorprendido es que a la gente, por encima de los cortes de luz, lo que más les preocupa es la inseguridad".

Gani Abd, el ingeniero jefe de Diwaniya, repite la tesis del vicegobernador. "No existen soluciones parciales, se trata de un problema nacional. Disponemos de 3.000 megawatios para el país. Hay que repartirlos. Para acabar con los apagones necesitaríamos el doble".

Cardona es consciente de esas demandas y ha preparado una reunión extraordinaria con los jefes tribales y las autoridades religiosas para septiembre. El general se mueve con tacto en la zona. Se ha entrevistado con el gobernador y con la principal autoridad religiosa, sayed Mahmud al Awadi. Trata de abrir camino para una entrevista personal con Alí Sistaní, uno de los principales líderes religiosos de los chiíes. Vive en Nayaf, otra provincia bajo mando español. El procónsul norteamericano Paul Bremer no la consiguió pese su insistencia. "Bueno, veremos qué pasa; hay que ir despacio", responde Cardona con una sonrisa que oculta información.

El imam Al Awadi es alto y fuerte. Vive en una casa modesta de Diwaniya sin muebles a la vista. También culpa a elementos del antiguo régimen y a seguidores de Murtada al Sadr de los incidentes del sábado. Es el representante de Sistaní en Diwaniya, la persona clave para Cardona. "Faltan servicios, es verdad. Pero esa manifestación no fue espontánea. Hay individuos que no sacan provecho de la estabilidad". Al Awadi no oculta su simpatía por España y sostiene que la provincia donde se están desplegando los soldados es segura y que son muy bien recibidos. "Tenemos muchos lazos culturales. Será fácil entendernos. Conocen nuestra cultura e idiosincrasia. Su piel es como la nuestra".

Un grupo de soldados británicos, ante varios manifestantes que reclaman electricidad, agua corriente y combustible, ayer en Basora, en el sur de Irak.
Un grupo de soldados británicos, ante varios manifestantes que reclaman electricidad, agua corriente y combustible, ayer en Basora, en el sur de Irak.REUTERS

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