Bochorno marbellí
En relación con el bochornoso espectáculo brindado por el actual alcalde de Marbella y su antecesor, el inefable Jesús Gil, se me ocurre cierta reflexión que hasta ahora no he visto en ningún medio de comunicación.
Tanto Muñoz como Gil han sido alcaldes de Marbella por elección democrática. A la mayor parte de los ciudadanos de este país no nos era desconocido el talante y la calaña de estos dos individuos; sabíamos de sus tejemanejes y de su forma de llevar los asuntos públicos. Sin embargo, su partido, el GIL, lleva ganando las elecciones ininterrumpidamente desde hace 12 años. Así que algo de responsabilidad tendrán, digo yo, los electores de esa circunscripción.
El ciudadano debe ser consciente de las decisiones que toma. Cerrar los ojos y taparse los oídos no exime de responsabilidad. Por tanto, los marbellíes son también culpables de la vergonzosa situación a la que se ha llegado en esa ciudad; cuando las personas se comportan con inmadurez y eligen a los peores candidatos, deberían al menos reconocer su error y aprender para el futuro.
Pero me temo que la supuesta sabiduría del electorado es más una frase complaciente de políticos y periodistas que una realidad fehaciente.
O es que el egoísmo y el interés personal acaban por nublar la inteligencia del más pintado.
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