Satisfacción moderada y muchas dudas
La comunidad homosexual ha acogido con satisfacción su inclusión como posibles beneficiarios de la orden de protección a las víctimas de la violencia doméstica. "Es bueno que se nos proteja y se nos incluya", afirma Beatriz Gimeno, presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales (FELGT). Pero a continuación plantea:
"Aunque se nos ofrezca la orden de protección en pie de igualdad, ¿cómo va un juez a decidir sobre una pensión o el derecho a quedarse en la casa cuando la ley no reconoce el tipo de unión no heterosexual?".
Gimeno prosigue: "Nuestras parejas carecen de derechos porque el Gobierno se niega a regular nuestra situación, y ello puede favorecer la indefensión dentro de la pareja". "Existe mucho miedo a denunciar. Además, hay quien dice que en una pareja de dos chicos o dos chicas no puede haber malos tratos porque los dos están en igualdad, pero eso no es así", añade.
Lo que no se puede saber es cuántos serán los gays, lesbianas o transexuales que puedan acogerse a las medidas de protección. En España no hay ningún censo de las parejas que forman, y mucho menos de si sufren violencia doméstica. Los datos conocidos de EE UU indican que la incidencia de malos tratos en estas uniones es similar a la que se registra entre las parejas heterosexuales. "Pero hay que matizar esta cifra", advierte Gimeno. "En los estudios estadounidenses se incluye como violencia desde un grito a una paliza, y lo que se da más entre gays y lesbianas son los malos tratos psicológicos", afirma.
La situación es distinta -y peor- para las transexuales. "Para ellas, y me refiero a las mujeres, es más difícil encontrar trabajo. Sufren más claramente el rechazo social y están más sujetas a estereotipos de género. Cargan con malos tratos por su vulnerabilidad y por ser mujeres", añade la presidenta de la FELGT.
El director del Programa de Información y Atención a Homosexuales y Transexuales de la Comunidad de Madrid, Manuel Ródenas, coincide en dar la bienvenida a la iniciativa. "Hasta el momento, es imposible que las autoridades reconozcan la existencia de violencia doméstica cuando ni siquiera admiten que formamos parejas", afirma.
Ródenas atiende con frecuencia casos de malos tratos en la pareja. Coincide con Gimeno en que abundan sobre todo los psicológicos. "Existe tanta demanda que en la asesoría psicológica del programa nos estamos planteando crear un grupo de apoyo específico para maltratados el año que viene", indica.
Ródenas señala la vulnerabilidad especial y la discriminación del colectivo. "Muchas veces, los malos tratos se camuflan de homofobia. Son frecuentes, por ejemplo, las amenazas con hacer pública la condición sexual de la pareja. Esto sucede sobre todo en el caso de lesbianas con hijos, que temen perder la custodia", añade. También apunta un conflicto: las autoridades deben plantearse dar una atención específica. "Meter en una casa de maltratadas a una lesbiana puede ser complicado (aparte de que ya nos lo han rechazado). Hay que reconocer su especificidad".
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