La enfermedad del despido
Las empresas de EE UU recortan gastos eliminando el empleo de trabajadores en baja médica
Más de la mitad de las empresas de Estados Unidos recorta gastos despidiendo a empleados que están de baja por enfermedad. En un país que carece de un sistema nacional de salud, en el que las empresas tienen que asumir las cargas sanitarias que en otros países asume el Estado, deshacerse de un discapacitado representa un ahorro de entre 5.800 y 9.000 dólares anuales. Los miles de afectados se quedan en una situación ruinosa. Muchos se están viendo forzados a vender su casa para pagar las facturas médicas.
Las empresas optarán por otro sistema de ajuste cuando empiecen a prosperar las demandas de los afectados, según los expertos
Los recortes de plantilla han afectado en Estados Unidos en los dos últimos años y medio a más de tres millones de personas
La medida de despedir a empleados en baja médica la aplican sistemáticamente un 51% de las empresas de Estados Unidos; un 34% lo hace de forma esporádica y sólo un 15% mantiene el seguro médico a los discapacitados permanentes hasta que alcanzan los 65 años y automáticamente obtienen la cobertura de la seguridad social de pensionistas (Medicare). Hasta ese momento, la gran mayoría de los despedidos tiene que afrontar los gastos de su bolsillo, a menos que el salario al que por ley tienen derecho -que oscila entre un 60 % y un 70 % de su sueldo original-, les sitúe por debajo del nivel de pobreza y puedan entonces acogerse al seguro público gratuito (Medicaid), el único que se podría asemejar al concepto de seguridad social española.
En opinión de Jared Bernstein, analista del Economic Policy Institute, con este tipo de despidos las corporaciones pretenden repercutir sus gastos sanitarios al sector público o a los propios individuos. "Como no quieren recortar producción, recortan gastos laborales para mantener su competitividad de mercado. Los empleados se han convertido, desafortunadamente, en una carga en vez de un activo", dice.
Pago de indemnizaciones
Bernstein cree, no obstante, que las empresas optarán por otro sistema de ajuste de gastos en el momento en que empiecen a prosperar las demandas y se den cuenta de que lo que ahorran con los despidos lo pierden pagando indemnizaciones. De hecho, un creciente número de empresas se está preparando para ello adquiriendo pólizas de cobertura de gastos legales y de indemnización por despido improcedente.
Los expertos coinciden en que la crisis actual es producto de tres factores: el drástico aumento de las bajas por enfermedad o accidente (un 56 % más que hace cinco años); el incremento de los costos de seguro médico para las empresas; y la ola de bancarrotas y fusiones. El año pasado las pólizas de seguro médico les costaron un 14,7% más a las empresas en lo que fue la mayor subida desde 1990, y este año se pronostica un aumento adicional de un 14% o 15%, según un estudio de la consultora Mercer Human Resource Consulting.
En el caso de General Motors, por ejemplo, los seguros de salud supusieron el año pasado 6.400 millones de dólares y para Ford casi 3.700 millones de dólares. En ambas empresas, la reducción de los gastos sanitarios es el capítulo principal en las negociaciones de los convenios laborales que se llevan a cabo en estos momentos.
Los despidos de empleados en baja permanente empiezan a ser la norma tras las fusiones o adquisiciones de compañías. Son los trabajadores de los que primero prescinden los nuevos equipos gestores cuando recontratan a parte de la plantilla. Un ejemplo es el del fabricante de productos de fotografía Polaroid. En octubre de 2001 presentó suspensión de pagos y nueve meses después Bank One adquirió sus activos con la condición de excluir a los 180 trabajadores de baja. A muchos les llegaron las cartas de despido mientras estaban hospitalizados, algunos irónicamente por lesiones laborales. Los afectados han presentado hace dos semanas una demanda en los tribunales federales en la que alegan haber sido discriminados por su discapacidad.
La ley está de su lado. En una demanda similar contra Applied Risk Management, el juez falló a favor de las víctimas afirmando que el despido equivalía a castigarles por ejercer los derechos laborales adquiridos con su contratación.
Al menos 25.338 trabajadores de EE UU han presentado denuncias a lo largo del último año ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades de Empleo (EEOC) alegando discriminación por ser despedidos mientras se encontraban de baja. Las quejas al EEOC son un requisito para poder interponer pleitos, ya que ese organismo tiene que dar su aprobación expresa para que pueda proceder la acción legal.
Cambio de rumbo
Polaroid es un ejemplo del cambio de rumbo por el que muchas corporaciones han optado para salir adelante del parón de la economía. Hace años Polaroid estaba considerada una de las 100 mejores compañías para trabajar, por los seguros médicos y los planes de pensiones que ofrecía. De los años 70 a mediados de los 90 la política corporativa era seguir pagando el seguro a los empleados de baja a causa de alguna invalidez hasta que cumplían 65 años. Polaroid llegó a tener una plantilla de 8.000 personas, que ha quedado reducida a menos de 6.000, según The Wall Street Journal.
Los recortes de plantilla han sumado en EE UU en los dos últimos años y medio más de tres millones de personas, 630.500 de los cuales han tenido lugar en los primeros seis meses de este año. Según datos del Departamento de Trabajo, una de las principales categorías de despido son los trabajadores mayores de 50 años, 23.044 de los cuales han denunciado sus casos ante el EEOC por haber sido reemplazados por jóvenes dispuestos a aceptar salarios inferiores. Discriminar por razón de edad es ilegal en EE UU, pero no lo es sin embargo reemplazar a trabajadores caros por otros más baratos, razón por la cual se ha vuelto un método común.
Los trabajadores mayores son más leales y más experimentados. "Es un error considerarles una carga", explica Dan Korman, abogado de la Asociación Americana de Personas Retiradas (AARP).
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