La física como juguete
Adentrarse en el Parque de las Ciencias de Granada es como zambullirse en un libro sin el engorro de examinarse
La ciencia es un juguete y a los niños les encantan los juguetes. Tal vez ésa es la razón por la que el Parque de las Ciencias de Granada se ha convertido en uno de los lugares más populares de toda Andalucía: más de dos millones y medio de visitantes en sólo cinco años. La mayoría de ellos niños. ¿La razón? No es lo mismo jugar con un dinosaurio de plástico que con uno de cuatro metros de altura, ni mirar la luna a través de unos prismáticos que a través de un telescopio electrónico. El Parque de las Ciencias es el paraíso de los juguetes para un montón de niños... Y para sus padres.
"Nuestra idea, nuestra filosofía, fue siempre intentar ofrece una oportunidad a la gente de disfrutar de la ciencia y de la tecnología desde una perspectiva amable, atractiva", explica Ernesto Páramo, director del centro, un hombre con la imaginación en constante ebullición. "La gente siente muchas curiosidades respecto a la ciencia, y la ciencia ofrece, al mismo tiempo, muchas cosas curiosas. Tratamos de explicarlas sin que resulten complicadas".
Poder contemplar, como si estuviera realmente ahí, la evolución de la Vía Láctea gracias al Planetario, presenciar la formación de un tornado o el mundo interior de las abejas en una colmena; ver algunas de las mariposas más grandes del mundo en el pequeño mundo tropical del Mariposario o descubrir cómo los sentidos a veces engañan al cerebro son algunas de las propuestas del parque, que ha visto cómo, año tras años, el número de visitantes no ha dejado de aumentar. "Nosotros, cuando lo abrimos, sabíamos que iba a tener éxito, pero no tanto", reconoce Páramo.
Hace unos días, uno de los trabajadores del parque vio cómo un niño lloraba desconsoladamente mientras su padre trataba de calmarlo. Se acercó pensando que el chiquillo se había asustado por alguna curiosidad del centro. "No, no es eso", lo tranquilizó el padre. "Es que no se quiere ir. He tenido que prometerle que volveré a traerlo la semana que viene", aclaró.
Saurios "de miedo"
Enormes acuarios, telescopios, piedras que se mueven por el roce del agua, efectos de sonido, sensaciones táctiles, experimentos con minerales, juegos ópticos. Adentrarse en el parque granadino es meterse dentro de un libro de ciencias, matemáticas o química sin tener que examinarse. La física deja de ser una tortura para convertirse en puro placer. O la historia.
La novedad más reciente del museo es la exposición Dinosaurios carnívoros, que estará abierta hasta junio de 2004. En una gran sala de dos plantas, los visitantes pueden contemplar a tamaño real cómo era la cabeza de un Tyrannosaurus Rex, una escena de caza en la que un Tenontosaurio es atacado y devorado por un bandada de Deynonichus o la lucha por su vida de una familia de Triceratops Organizada conjuntamente por el parque y el Museo de Historia Natural de Londres, la exposición, que se inauguró en junio, ya ha recibido a más de 20.000 visitantes.
Las gigantescas maquetas con movimiento articulado, realizadas por una compañía japonesa, no son el único atractivo de la muestra. También lo son los huesos reales que se exhiben, los fósiles de huellas de los dinosaurios que hace millones de años pisaron la Península Ibérica o las reproducciones infográficas facilitadas por la BBC. Eso sin contar con los diversos terrarios que albergan a algunos de los saurios vivos que hoy existen. Jorge, de 13 años, contempla asombrado la gigantesca cabeza del Tyrannosaurus Rex. "Me habría gustado vivir en aquellos tiempos", dice. "No me imagino cómo podía ser el mundo entonces, con todo tan gigantesco, las plantas, los dinosaurios, los árboles". "Te habrías muerto de miedo", bromea a su lado el chico que va con él.
El Parque de las Ciencias está dividido en diferentes secciones. En la sala Biosfera pueden descubrirse las curiosidades del ADN, el comportamiento animal o contemplar cómo crece la población mundial en un contador a tiempo real. La sala Percepción está dedicada a descubrir cómo a veces los sentidos engañan al cerebro. La sala Explora está ideada para niños de entre tres y siete años. El Mariposario es un viaje al trópico en el que se pueden contemplar algunas de las especies más curiosas del mundo. Además de todo ello, hay una Torre de Observación con telescopios para contemplar la ciudad, un pequeño lago con curiosas esculturas de piedra en movimiento y juegos al aire libre. Todo eso, sin contar algunas visitas nocturnas para contemplar la luna a través de los telescopios.
A los 30.000 metros cuadrados actuales habrá que añadirle otros 33.000 más en el futuro para una galería cultural, un área de Realidad Virtual, un área de ciberjuegos, un auditorio, viviendas bioclimáticas, un reloj de los autómatas y un pabellón dedicado a las ciencias en Al-Ándalus. Mientras los niños observan con enorme interés cada experimento, el visitante comprueba que la ciencia, en realidad, es un enorme juguete. O que quizá los juguetes cotidianos, los que emplean a diario los críos, están cargados de ciencia.
Horario: de 10.00 a 19.00 (martes a sábado). 10.00 a 15.00 (domingos y festivos). Lunes cerrado. Tarifas: 4 euros (museo) 1,80 euros (planetario). Reducida: 3 y 1,50. Información: 958 13 19 00. www.parqueciencias.com
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