Chalabi asume el protagonismo de la delegación iraquí
Vini, vidi, vinci podrían haber sido las palabras de Ahmed Chalabi, el líder del grupo de oposición en el exilio, el Congreso Nacional Iraquí (CNI), uno de los tres miembros de la delegación que Bagdad mandó ayer a la ONU. Chalabi, que goza de la confianza y el apoyo del Pentágono, asumió rápidamente el protagonismo, marginando a sus dos colegas: visitó solo la sede de la misión iraquí ante Naciones Unidas, llegó solo a la sala del Consejo de Seguridad y solo convocó una rueda de prensa con los periodistas destacados en la ONU.
Media hora más tarde, tuvo la deferencia de incluir a los otros dos miembros, Adnan Pachachi, un diplomático octogenario que fue ministro de Exteriores, y Akila al Hashimi, una de las tres mujeres del Consejo de Gobierno.
Chalabi estuvo a punto de cancelar su visita cuando descubrió que no intervendría ante el Consejo. Ayer por la mañana tomó la iniciativa de visitar la misión de Irak ante la ONU, donde todavía permanecen seis diplomáticos del régimen de Sadam, para "escuchar sus problemas" y discutir el futuro traspaso de poderes. El líder del CNI llegó antes que el resto de sus colegas a la sala del Consejo, triunfante y sonriente.
"Somos todos colegas, todos iguales", tuvo que afirmar Pachachi ante los periodistas. "Estamos ahora en el proceso de redactar la constitución y, pese a lo que afirma la prensa, no hay enfrentamientos entre nosotros", completó amablemente Chalabi.
The New York Times aseguraba ayer que el responsable del CNI ha resucitado, con el visto bueno del Pentágono, algunas secciones de los servicios secretos iraquíes encargadas de espiar a Turquía e Irán, una iniciativa que podría perjudicar los esfuerzos de Washington por depurar el nuevo Gobierno iraquí de elementos del partido Baaz. El Pentágono "sabe lo que estamos haciendo", declaró al diario neoyorquino un portavoz de Chalabi.
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