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Burbujas y cosas feas en Coca-Cola

Reconoce ante la justicia varias irregularidades y que engañó deliberadamente a Burger King

Coca-Cola es la primera compañía vendedora de burbujas del mundo y ahora hace frente a un enorme chorro de feas acusaciones disparado por un ejecutivo despedido en marzo. La compañía ha reconocido algunas de las irregularidades y rechazado las restantes, lo que no ha impedido que investigadores federales anden revolviendo en los libros.

La firma de Atlanta dice estar colaborando en las pesquisas, que atribuye al flagrante deseo de venganza de un antiguo empleado, y asegura que esa venganza no llegará a ningún lado. De momento, los mercados conceden al gigante el beneficio de la duda y siguen la peripecia con aparente desinterés.

La firma de Atlanta dice que el ex ejecutivo que ha destapado la batería de acusaciones, actúa por venganza e intentó chantajearles

Matthew Whitley, de 37 años, entró en 1992 en Coca-Cola, donde llegó a ser responsable de las finanzas de la división de dispensadores automáticos hasta que fue despedido en una reestructuración que acabó con mil empleos. El despedido alega que la medida no sólo fue improcedente, sino que constituyó un acto de represalia de sus jefes por denunciar internamente notables infracciones, incluidos fraude contable y manipulación de estudios de mercado.

Presunto chantaje

Ya en la calle, Whitley elevó al consejo de administración las mismas denuncias y, según la compañía, ofreció guardar el secreto si se le indemnizaba con 44 millones. Rechazado el presunto chantaje, Whitley presentó una doble querella ante dos tribunales de Georgia contra la bebida de la chispa de la vida, a la que reclama 44,4 millones por despido improcedente.

La batería de acusaciones en la querella por despido no deja títere con cabeza: que Coca-Cola manipuló estudios de mercado; que incrementó engañosamente las ventas de equipos; que la división de dispensadores incurrió en fraude contable; que vende bebidas contaminadas a sabiendas; que creó un fondo de reptiles para financiar operaciones de mercadotecnia; que manipuló existencias, y que discriminó contra minorías raciales y contra mujeres.

Whitley mantiene que como director financiero que fue sabe de lo que habla. Fuera de la denuncia de que más de 80.000 de esos dispensadores funcionan defectuosamente y expenden trazas metálicas junto a las burbujas, la más llamativa de las irregularidades habla de una estrategia planificada para engañar a Burger King, uno de los grandes clientes de Coca-Cola y segunda compañía mundial de comida rápida. La firma de Atlanta ha desmentido la primera acusación y pide a los tribunales que archiven todo el paquete por considerarlo un montaje "frívolo (...) hecho para televisión".

Coca-Cola reconoce, en cambio, la manipulación interesada en el estudio de mercado, por la que sancionó a algunos empleados, y su presidente, Steven Heyer, ha pedido disculpas a Bradley Blum, el consejero delegado de Burger King. Blum anunció hace unos días que Frozen Coke, un refresco granizado, desaparecerá de los Burger King junto a las conflictivas máquinas expendedoras. La firma de hamburguesas no ha vinculado la medida a la culpa reconocida por Coca-Cola y ha explicado elegantemente su decisión argumentando que Frozen Coke no entra en sus planes estratégicos.

En total, según la querella de Whitley, la firma de Miami había invertido 65 millones en la aventura del granizado tras haber sido engañada por los responsables de su cuenta en Atlanta. La operación urdida en 2000 consistió en promocionar durante tres semanas el bebedizo en varios Burger King de Richmond (Virginia), donde se ofrecía al cliente un vale para adquirir el refresco con cada menú. Se trataba de demostrar a Burger King lo atractivo del producto para que se implicara en la idea y lo extendiera a toda su red.

El problema surgió cuando los clientes manifestaron poco interés en el invento. No dispuestos a dejarse derrotar por la realidad, los responsables de la promoción en Coca-Cola contrataron a un experto y le entregaron 10.000 dólares para gastar en Burger King, según documentos internos aportados por Whitley. Cientos de niños invadieron los locales reclamando que sus hamburguesas fueran acompañadas de Frozen Coke y otros productos de la casa. Los deslumbrados gestores de Burger King en Richmond hicieron llegar la noticia del exitazo a Miami.

La Comisión del Mercado de Valores (SEC) emprendió en junio una investigación informal sobre las irregularidades contables denunciadas por el despedido, que fueron asumidas como ciertas por Coca-Cola con la provisión de nueve millones de dólares. La irrupción de agentes federales en la escena, para esclarecer esas y otras alegaciones, añade dramatismo y calado a las denuncias. Una investigación interna de la compañía -que en 1999 tuvo que retirar millones de botellines y latas de Bélgica y Francia a consecuencia de una contaminación con un fungicida y un año después hubo de desembolsar casi 200 millones de dólares en un caso de discriminación racial- no ha encontrado más irregularidades, ni sanitarias, ni contables ni discriminatorias.

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