Una fiesta contra los 'asustaviejas'
Los vecinos del Pumarejo, en Sevilla, celebran la declaración como BIC de una casa del barrio y exigen su protección
Los asustaviejas cada vez lo tienen más complicado para entrar en la Casa del Pumarejo, un antiguo palacio del centro de Sevilla que aún alberga a varias familias, algún negocio particular y dos asociaciones culturales. La declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) que le otorgó la Junta hace unas semanas garantiza la protección del inmueble y sus actuales usos, y aleja la amenaza de los conocidos en el barrio como asustaviejas, personas que en nombre de constructoras o de los dueños visitan a los inquilinos, en su mayoría señoras de avanzada edad, y les ofrecen dinero para que se vayan o les amenazan con echarle.
"Las viejas sabemos más que los jóvenes", advierte Rosa Moreno, una de las vecinas más veteranas del inmueble. "Quieren que nos vayamos, pero no nos da la gana, ¿dónde vamos a ir?", apunta. Rosa y su vecina Felisa García pasan la tarde sentadas a la puerta de la casa de ésta, en uno de los corredores que, según recuerdan, hace 20 años estaban llenos de los niños del barrio, que se reunían allí para jugar.
La recuperación de la casa como "centro de sociabilidad" de la zona es uno de los objetivos de la Plataforma por la Casa del Pumarejo, constituida hace tres años, cuando se empezó a hablar del interés de algunas empresas por comprar el edificio para construir un hotel. Hasta el año pasado la casa pertenecía a los cuatro herederos de Gonzalo González, un empresario que la compró en 1943. Dos de los hijos vendieron su parte al grupo Quo Hoteles Integrados por unos 480.000 euros cada una, aunque la propiedad es indivisa y la empresa no puede actuar si no llega a acuerdo con las otras dos partes.
La plataforma ha preparado para mañana una verbena popular en la misma plaza del Pumarejo. Una fiesta para celebrar la declaración del inmueble como monumento, pero en la que no quieren que se olvide su reivindicación de que se garantice tanto la conservación del edificio como la permanencia en el inmueble de sus actuales inquilinos.
Desde principios de los noventa los propietarios han dejado de alquilar las viviendas que se han ido quedando vacías. De las más de 40 familias que, recuerda Rosa Moreno, vivían en la Casa del Pumarejo hace tres décadas, hoy queda menos de una decena. David Gómez, uno de los portavoces de la plataforma, explica que el inmueble necesita una importante obra de rehabilitación, que esperan que asuma la Junta en colaboración con el Ayuntamiento. Las dos instituciones están representadas en la mesa por la protección de la Casa del Pumarejo, constituida hace un mes y de la que la plataforma espera que salga un anuncio de expropiación por parte del gobierno municipal.
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