Mercosur quiere renacer
Lula y Kirchner conciertan la reactivación de la integración regional
Lejos están de ser Alemania y Francia, pero Brasil y Argentina pretenden constituir un eje que resucite Mercosur, la segunda mayor unión aduanera del mundo. Los presidentes de las dos mayores economías suramericanas, Lula da Silva y Kirchner, protagonizaron esta semana su primera cumbre del bloque en Asunción. En ella pusieron sobre la mesa los problemas políticos y económicos de fondo irresueltos desde hace años y plantearon la necesidad de resolverlos antes de 2006.
Argentina propone crear un Instituto Monetario y lanzar en una emisión reducida una moneda común para operaciones de comercio y turismo
Sólo un tercio de las decisiones de las cumbres de Mercosur está vigente porque los parlamentos y los gobiernos han demorado su aprobación
Néstor Kirchner había visitado a Lula en mayo, en plena campaña electoral de Argentina, para recibir su apoyo. La afinidad ideológica, con comentarios de fútbol mediante, inició una luna de miel después de cuatro años de tensiones comerciales entre ambos países. Lula asistió a la ceremonia de investidura de Kirchner. El primer viaje al exterior del presidente argentino fue a Brasilia, hace dos semanas. Kirchner le regaló una camiseta de su club, el Racing de Avellaneda, que lleva la publicidad de la petrolera brasileña Petrobras. Lula le propuso crear el llamado Objetivo 2006 para Mercosur, al que también pertenecen Paraguay y Uruguay.
En esa agenda se incluyen cinco capítulos: el político, el del perfeccionamiento de la deteriorada unión aduanera, el de las bases para alcanzar un mercado común, el de la "nueva integración" -productiva y de infraestructuras- y el de la unidad fronteriza.
Lula y Kirchner se volvieron a encontrar en la cumbre de Asunción. Era la hora de pasar a la acción, pero abandonar años de simple voluntarismo resulta complejo. En una ciudad plagada de policías con uniformes color caqui y militares con ametralladoras, se reunieron con sus socios Luis González Macchi, el polémico presidente paraguayo que dejará el cargo en agosto próximo, y Jorge Batlle, el jefe de Estado uruguayo, que ha desistido a desgana de su anhelo de un acuerdo de comercio bilateral con Estados Unidos. Finalmente, el análisis del Objetivo 2006 quedó relegado para una reunión extraordinaria de ministros de Economía y Asuntos Exteriores que se celebrará en octubre venidero en Uruguay.
En uno de los pasillos del hotel Yacht y Golf Club Paraguayo, sobre el río Paraguay, el secretario de Relaciones Económicas Internacionales argentino, Martín Redrado, destacaba que lo importante de la cumbre radicaba en que Mercosur se fijaba una fecha límite para resolver sus inconsistencias. Por fuera de la sala de reuniones, los funcionarios comentaban la bajada de los tipos de interés de Brasil del 26,5% al 26% para evitar una recesión que afectaría a todo el bloque. "Habrá bajo crecimiento este año, pero lo importante es lograr la estabilidad como presupuesto para crecer en el futuro", se defendió el ministro de Hacienda brasileño, Antonio Palocci, ante el acoso de la prensa.
Ricardo Lagos, presidente de Chile (asociado a Mercosur, al igual que Bolivia), agradeció públicamente a Lula por el efecto regional de que haya bajado la prima de riesgo de los bonos brasileños del 14% al 7% en seis meses de gobierno. Brasil necesita disminuirla más para acceder a los mercados internacionales de deuda y sortear una suspensión de pagos en el mediano plazo.
Vacas flacas
Los países de Mercosur aumentaron sus exportaciones hacia dentro y fuera del bloque y atrajeron inversiones cuando las economías marchaban bien, pero, desde finales de la década de los noventa, las crisis y las devaluaciones han generado tensiones por los desvíos de comercio e inversiones. De ahí la necesidad de que Brasil retome la senda de la expansión, justo cuando Argentina comienza a salir del pozo y los socios menores de la unión aduanera aún sufren la resaca del efecto tango.
El capítulo político está centrado en la creación de un Parlamento común, en un bloque que carece de instituciones supranacionales ante la renuencia de los países a la pérdida de soberanía. Lula y Kirchner repitieron en la cumbre la necesidad de recuperar el contenido político de Mercosur, como en sus orígenes, y que no se limite a una cuestión comercial. En una región en la que muchos ciudadanos se quejan de los gastos de sus funcionarios, los líderes defienden el Parlamento común porque evitaría el lento y burocrático proceso de ratificación de los acuerdos en los congresos de los cuatro países socios. Sólo un tercio de las decisiones de las cumbres de Mercosur está vigente porque los poderes legislativos retrasan su aprobación y los Gobiernos también demoran su reglamentación.
El capítulo de la unión aduanera incluye la constitución de un verdadero arancel externo común (AEC). En la actualidad conviven numerosas excepciones de cada uno de los miembros, pero la propuesta brasileña apunta a eliminarlas a finales de 2004. De todos modos, el socio mayor de Mercosur contempla la petición de Paraguay y Uruguay de mantener algunas alteraciones temporales para favorecer la importación de bienes de capital. El ministro de Exteriores brasileño, Celso Amorim, anunció además que su país financiará la compra de productos "competitivos" de los otros tres socios.
El Objetivo 2006 plantea la eliminación de las barreras al comercio dentro la región. Para ello deberán armonizarse normas técnicas, sanitarias, fitosanitarias, de calidad o antidumping. El capítulo del mercado común incluye la liberalización de los servicios, pactada en 1997 pero jamás concretada, un acuerdo sobre compras gubernamentales y otro de protección de inversiones.
Argentina sumó a la agenda su propuesta de crear un Instituto Monetario de Mercosur, cuya misión consistiría en una emisión reducida de una moneda común para operaciones regionales de comercio y turismo. Su ministro de Economía, Roberto Lavagna, aclaró que no se trata de una moneda "única" que reemplace a las nacionales, porque llevaría años. En la cumbre apenas se mencionó la necesidad de retomar las incumplidas metas comunes de inflación, deuda y déficit que se fijaron hace tres años. La moneda común, según Lavagna, constituiría un signo político de integración y un instrumento de financiamiento. Así se completa la agenda del eje brasileño-argentino, que aún debe discutirse y, lo más engorroso, materializarse.
Contra la PAC
La falta de progresos en la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) europea mereció un comunicado específico de los cuatro jefes de Estado de Mercosur y de los dos asociados, el chileno Ricardo Lagos y el boliviano Gonzalo Sánchez de Losada. "Los presidentes realizaron un llamamiento a las autoridades de los países desarrollados, en particular la Unión Europea, para adoptar medidas que permitan avanzar en la liberalización del comercio agrícola en la Organización Mundial del Comercio", expresó el documento.
La UE y Mercosur celebrarán desde mañana y hasta el viernes una reunión ministerial para dialogar sobre un acuerdo comercial que puede cerrarse a finales de año, según el comisario europeo de Asuntos Exteriores, Chris Patten. Los Quince pretenden mayor apertura de las inversiones y los servicios, mientras los suramericanos anhelan más acceso de sus productos agroindustriales al mercado europeo.
Mercosur también está negociando su ampliación. En menos de 90 días se prevé la firma de un convenio con Perú. También están en la lista de aspirantes Ecuador y Venezuela, cuyo presidente, Hugo Chávez, asistió a la cumbre de Asunción e insistió con su intención de sumarse al bloque. Brasil anhela un Mercosur más amplio para negociar desde una posición fortalecida el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), previsto para 2005.
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