El desmantelamiento total de Vandellòs I debe esperar 25 años por la radiactividad

Fin de los trabajos de desmantelamiento de la central nuclear Vandellòs I. Únicamente queda el cajón del reactor, que deberá permanecer confinado bajo un caparazón hexagonal verde y azul durante los próximos 25 años, cuando el nivel de radiactividad interna habrá disminuido hasta un nivel (el 5% de la inicial) que permita su total desmontaje. La Empresa Nacional de Residuos Radioactivos (Enresa) está a la espera de que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) apruebe la autorización de la fase de latencia -los 25 años- y ultima en el emplazamiento la creación del Centro Tecnológico Mestral, para la investigación de desmantelamientos, formación e información, y para el que está cerrando acuerdos con diversas universidades españolas.

Hasta dentro de 25 años no saldrán más camiones de Vandellòs I ni operarán más trabajadores de los necesarios para el mantenimiento y la vigilancia del lugar; para el control de la temperatura, humedad y presión del interior del reactor, y de su estanqueidad (cada cinco años, con el fin de asegurar su confinamiento efectivo), y para efectuar inspecciones visuales a fin de determinar la corrosión de las estructuras internas. El complejo permanecerá abierto y podrá visitarse. Se ha habilitado un mirador en lo alto del edificio de protección.

El director del emplazamiento, José Ramón Armada, explicó ayer que el desmantelamiento de Vandellòs "es el primer proyecto sólido, importante y con volumen para Enresa" y que ha supuesto la puesta en marcha de un proyecto "que funciona y es válido y que se ha conceptuado como un proceso de fabricación". El coste de la obra ha ascendido a 94.605.769 euros, lo que supone una desviación del 4% del presupuesto inicial, "pequeña para una cifra tan elevada", afirmó Armada.