Schröder pacta con la oposición de Alemania negociar la reforma de la sanidad
El canciller necesita el apoyo democristiano para aprobar los cambios en la Cámara alta
El canciller alemán, el socialdemócrata Gerhard Schröder, y la jefa de la oposición democristiana, Angela Merkel, alcanzaron ayer un acuerdo en Berlín para llevar adelante la reforma de la sanidad en la Seguridad Social y negociar sin condiciones previas un compromiso antes de mediados de julio. Al mismo tiempo, el Gabinete no consigue ponerse de acuerdo sobre el proyecto de presupuesto para 2004 por culpa del enfrentamiento entre el ministro de Hacienda, Hans Eichel, (SPD) y su compañera de partido, la ministra de Salud y Seguridad Social, Ulla Schmidt.
Schröder y Merkel se entrevistaron tras una pausa de varios meses. No se recuerda en Berlín una entrevista entre el canciller y la presidenta democristiana desde el pasado 14 de marzo, cuando Schröder presentó ante el Parlamento federal (Bundestag) su programa de recortes sociales conocido como Agenda 2010. Tras una entrevista, cara a cara, de media hora en el edificio del Reichstag, Schröder y Merkel han dado un impulso a la reforma de la sanidad, uno de los pilares de la Agenda 2010 junto con los recortes al seguro de paro y a los planes de facilitar el despido.
Sobre la entrevista de ayer se acordó mantener confidencialidad, pero los portavoces la han calificado de "objetiva y constructiva". El acuerdo prevé acelerar el calendario para negociar, sin condiciones previas, y tratar de lograr un compromiso a mediados de julio. En las negociaciones participarán también representantes del otro partido de la oposición, los liberales del FDP.
Las negociaciones sobre la reforma de la sanidad no se presentan fáciles. Por un quítame allá esos dientes, CDU y SPD mantienen posiciones enfrentadas. Por ejemplo, la CDU quiere ahorrar a base de que el Seguro Social no pague la sustitución de piezas dentales extraídas, y el SPD quiere mantenerlo bajo cobertura. El SPD quiere que los asegurados asuman con un seguro privado la cobertura para cobrar el salario en caso de enfermedad, y la CDU se opone a dejarlo fuera del manto protector de la Seguridad Social. El FDP hace cuestión de honor de la libre elección de médico y el rechazo a una lista restrictiva de los medicamentos que paga el seguro.
Se ha previsto una nueva cumbre de los jefes de todos los partidos en la que participarían los socios bávaros de la CDU, los socialcristianos de la CSU. La necesidad de un acuerdo entre el Gobierno del SPD y Los Verdes y la oposición viene impuesto por pura aritmética parlamentaria. La oposición democristiana (CDU-CSU) tiene mayoría en la Cámara de los Estados federados (Bundesrat) que tiene que refrendar la legislación sobre reforma de la sanidad. Sin un pacto con la oposición, el Gobierno no puede llevar adelante la Agenda 2010, porque no basta con la mayoría en la Cámara baja (Bundestag).
La felicidad nunca es completa. Tras lograr el acuerdo con Merkel, Schröder se encontró con problemas dentro de su propia casa, en el Gobierno y entre dos ministros de su propio partido socialdemócrata, el de Hacienda, Hans Eichel, y la de Salud, Ulla Schmidt, que se llevan como el perro y el gato. Schmidt consiguió hace semanas meter un gol a Eichel con un alza del impuesto sobre el tabaco, de un euro por cajetilla, para financiar la reducción del coste del seguro de enfermedad. El Gobierno aprobó ayer la subida escalonada del impuesto, que se hará en tres etapas. Eichel se oponía a la subida de impuestos y pretendía lograr la reducción a base de recortes que la ministra no parece dispuesta a realizar.
El resultado es que Eichel no pudo presentar ayer el boceto de presupuesto para 2004, en el que tendrá que ahorrar 15.000 millones de euros para poder cumplir el compromiso que impone la Constitución alemana de que las deudas no superen a las inversiones.
Por si no tuviera bastantes quebraderos de cabeza, Eichel, a quien por las continuas faltas de fondos en el presupuesto ya le han puesto el mote de el señor de los agujeros, se enfrenta a la tarea de anticipar un año la reforma fiscal. Si esto se lleva adelante, supondría una fuerte inyección de dinero fresco en la estancada economía alemana. Para lograr esto, Eichel tendría que asegurarse la financiación de unos 10.000 millones de euros que el fisco dejaría de ingresar. Pero Schröder logró poner de acuerdo a los dos ministros enfrentados tras una reunión que mantuvo ayer con ellos, según indicaron fuentes gubernamentales.
Por otra parte, el Gobierno alemán espera conseguir, en una reunión este fin de semana que se celebrará en un castillo de Brandeburgo, un compromiso en el proyecto de presupuesto para el año 2004 y sobre el anticipo de la reforma fiscal.
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