Un foro mundial intenta impulsar la economía de Oriente Próximo
Cita empresarial y política en Jordania
Afrontar el desarraigo socioeconómico. Ésa es la fórmula que propusieron ayer tanto el rey Abdalá II de Jordania como el presidente alemán, Johannes Rau, para evitar que fracase el proceso político emprendido en Oriente Próximo. Ambos intervenían en la apertura de la reunión extraordinaria del Foro Económico Mundial que estos días se celebra en la localidad jordana de Sweime, a orillas del mar Muerto. La mayoría de los participantes se mostraba de acuerdo y convencida de que los lazos empresariales son un primer paso.
"Igual que debemos actuar ahora para resolver los conflictos regionales, tenemos que poner remedio con rapidez al desarraigo socioeconómico", manifestó el monarca jordano en su discurso inaugural. La elección de Jordania para este foro extraordinario muestra, según el presidente y fundador del mismo, Klaus Schwab, "la preocupación de la comunidad internacional por los problemas de la región". Desde su última reunión en Davos, el pasado enero, Estados Unidos ha invadido Irak y ha apadrinado un nuevo plan de paz, la Hoja de Ruta, para acabar con el conflicto israelo-palestino.
Abdalá subrayó su respaldo al proceso de paz, aunque reconoció las dificultades. "Los extremistas han tratado de hacerlo descarrilar, de devolverlo a la senda de la división, el odio y la futilidad", pero insistió en que "la mayoría en ambos lados quiere que la paz funcione". "Nunca antes hemos corrido tales riesgos y a la vez tenido semejante oportunidad", resumió.
En parecidos términos se expresó Rau, que calificó la Hoja de Ruta de "punto de partida razonable". Sin embargo, recordó que los actos de violencia no son sólo "una expresión de fanatismo religioso". "Son obra de gente desesperada que siente que le han arrebatado su futuro. Si no se les da esperanza, la violencia no acabará nunca", advirtió.
Ejercicio de optimismo
Los organizadores de esta cita defienden que la clave es la reforma política y económica. Y para impulsarlas, nada mejor que alentar el intercambio entre los países de Oriente Próximo y los más avanzados sobre la base de los valores comunes. Sin embargo, este ejercicio de optimismo choca con los recelos de quienes dudan de las recetas globales.
"Ése constituye uno de los principales retos", admitía ayer en un artículo Rami Khouri, director del diario libanés The Daily Star. "Sería un desperdicio terrible que la reunión [del foro] agrandara la distancia entre los ciudadanos y las élites políticas y económicas". Conscientes de las críticas, los organizadores quieren probar que el Foro no es sólo un escaparate para ricos y famosos, sino un espacio viable de integración económica.
"El hecho de que nos hayamos reunido aquí hoy 1.200 personas de 65 países es en sí mismo un compromiso serio de cooperación y paz", dijo Schwab. Y no son sólo números. Además de 600 destacados dirigentes empresariales de todo el mundo, han venido al mar Muerto 11 jefes de Estado o de Gobierno y 36 ministros, entre ellos el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell.
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